Así lo reveló un informe difundido este jueves por el gobierno, que subrayó su compromiso con las conversaciones de paz
Los talibanes lanzaron más de 22.000 ataques contra soldados y policías de Afganistán en los últimos cuatro meses, según un informe difundido este jueves por el gobierno, que subrayó su compromiso con las conversaciones de paz con los rebeles pero advirtió que sus fuerzas responderán si los islamistas continúan conquistando territorios.
Tras 20 años de ataques guerrilleros desde su derrocamiento por Estados Unidos, los talibanes no solo han ganado la guerra contra las tropas de la Otan y las norteamericanas sino que ahora parecen encaminados a derrotar al Gobierno afgano y recuperar el poder en coincidencia con la salida del país de las fuerzas extranjeras.
Desde abril, con la Otan y Estados Unidos en retirada, los talibanes se apoderaron de vastos territorios en Afganistán, sobre todo rurales, y de pasos fronterizos clave, mientras que las fuerzas afganas controlan las principales rutas y las capitales provinciales, algunas de ellas asediadas.
La comunidad internacional teme una nueva ola de refugiados afganos ante el recrudecimiento de los combates y que las mujeres afganas vuelvan a enfrentar los padecimientos que sufrieron los años, de 1996 a 2001, en que Afganistán fue gobernado por los talibanes, cuando no podían asistir a la escuela y debían cubrir todo su cuerpo.
«No hay una solución militar a la crisis en el país. Ustedes no se rendirán por la fuerza y nosotros tampoco nos rendiremos, así que la solución es acercar posturas», expresó el presidente afgano, Ashraf Ghani, en un mensaje lanzado a los talibanes durante un acto en el Palacio Presidencial.
«No nos someteremos a los planes devastadores que extranjeros y redes tienen para combatir el país en un campo de batalla», aseguró el mandatario antes de preguntar a los talibanes «si están comprometidos con los intereses nacionales de Afganistán o los de estas redes».
En ese sentido, afirmó que el Gobierno está del lado de «la voz de la paz» pero advirtió que las fuerzas de seguridad responderán si los insurgentes continúan con sus avances territoriales, informó la agencia de noticias Europa Press.
Desde la salida de la mayoría de las fuerzas de Estados Unidos del territorio afgano, los talibanes han conquistado nuevos territorios en zonas fronterizas con Pakistán, Tayikistán e Irán y las autoridades temen que aprovechen esta posición en el proceso de paz, que casi no han registrado avances desde su inicio en septiembre de 2020.
Según un documento difundido por el Ministerio de Asuntos para la Paz, un total de 5.587 civiles murieron o resultaron heridos en 93 ataques suicidas, 650 lanzamientos de cohetes, 1.675 explosiones de minas y 844 asesinatos perpetrados por los talibanes,
«La apresurada retirada de Estados Unidos de Afganistán alentó a los talibanes a considerar la opción militar como una solución, y la inteligencia regional trató de persuadir a los talibanes para que reavivaran el fuego», lamentó un alto cargo del Ministerio al presentar el informe.
También los talibanes, según el ministerio, sufrieron bajas considerables en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad: al menos 24.609 muertos, heridos o detenidos en estos cuatro meses.
La cifra de víctimas civiles que las autoridades afganas achacan a los talibanes es superior a las 5.183 (1.659 muertos y 3.524 heridos) que la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama) documentó entre el 1° de enero y el 30 de junio de 2021.
En su informe más reciente, divulgado el 26 de julio, la Unama subrayó que la cifra de civiles muertos y heridos en Afganistán se disparó un 47 % en relación con el primer semestre de 2020 y revirtió la tendencia a la baja registrada en los últimos cuatro años.
Según la Unama, el 39 % de estas víctimas son atribuibles a los ataques de los talibanes; el 23 %, a las fuerzas afganas; el 16 %, a los elementos antigubernamentales no identificados; el 11 %, al fuego cruzado e incidentes similares; y el 9 %, a los combatientes de ISIL-KP, la franquicia local de la organización extremista Estado Islámico.