Opinión

Los sindicatos deben estar a la vanguardia de las luchas de género


Por Natalia Sánchez Jauregui - diputada bonaerense del Partido Fe

Según las estadísticas de las Naciones Unidas, una de cada tres mujeres en el mundo sufrió violencia física por parte de los varones. África y América son los dos continentes con peores registros en este aspecto.

Si nos adentramos en el flagelo de los femicidios, observaremos que cada día mueren 140 mujeres en el mundo, de las cuales 12 corresponden a la región de América Latina, siendo la Argentina el cuarto país con peores registros, por detrás de Brasil (5,3), México (2,6) y Honduras (0,8). En Argentina muere una mujer cada 29 horas.

Quiero detenerme en el caso argentino. Los distintos sistemas (político, judicial, seguridad) no son capaces de proteger a las mujeres. Sincerarnos y reconocer el fracaso es el primer paso para comenzar a explorar una solución.

Es la hora de deconstruirse y aprender todo de nuevo. Porque el hecho de que se nos muera una chica por día es inaceptable y significa que nuestra manera de ver las cosas está errada en muchos sentidos.

Todos debemos sentirnos responsables ante la ola de femicidios que sigue azotando a los argentinos. En 2021, se produjeron 92 femicidios y cinco transfemicidios, según un nuevo informe del Observatorio de Femicidios.

Por haberme formado en el sindicalismo, quisiera ver a los sindicatos argentinos posicionarse a la vanguardia de las luchas de género. Quisiera que se «aggiornen» pronto y apliquen la Ley Micaela de forma urgente. Esto obligaría a todos los dirigentes y afiliados de las organizaciones gremiales a recibir capacitación en perspectiva de género y violencia de género.

No tengo dudas de que contaré con el acompañamiento de miles de compañeros y dirigentes gremiales que quieren un mundo mejor y más igualitario para ellos, pero fundamentalmente, para sus compañeras e hijas. Estoy segura también de que aplicar este tipo de capacitaciones a los gremios implicaría un hecho inédito a nivel mundial y abriría una nueva etapa en la relación de la dirigencia y las bases de trabajadores.

Si desde el sindicalismo argentino logramos deconstruirnos y aprender de nuevo a respetar a las mujeres, habremos hecho un aporte significativo a la sociedad argentina que pide a gritos este tipo de gestos de los diferentes colectivos que la componen. El momento histórico exige acciones extraordinarias, creatividad y humildad para cambiar esta triste realidad de perder una piba cada noche.