Por Santiago Cerón
Esta noche, como cada año, las casas de los argentinos se llenarán de fantasía y expectativa por la venida de los reyes más famosos y antiguos del mundo. Los niños esperarán ansiosos sus regalos sin antes haber preparado meticulosamente la “ofrenda” para los reyes y sus camellos.
Los platitos con pasto y agua, los zapatos y alguna galletita frecuentarán los patios, terrazas y balcones de las casas donde los chicos corretean. Platitos que amanecerán vacíos y zapatos que se atiborraran de regalos. De todas maneras, los argentinos parecemos saber poco y nada de por qué festejamos el día de los Reyes Magos y por qué ponemos ¡un zapato!
¿Por qué dejamos un zapato?
Es sabido que el pasto y el agua se dejan para que “los camellos beban y coman” y que la galletita (u otra comida) es para que Melchor, Gaspar y Baltasar tengan un tentempié para seguir viaje, pero ¿para qué dejamos un solo zapato? La realidad es que no está aclarado en ningún lado, ni siquiera en la Biblia (dónde tampoco se aclara que eran tres los magos ni especifica que eran reyes), la costumbre de dejar estas ofrendas parece ser más argentina que algo adoptado por varios países.
La versión más aceptada consiste en que se deja un zapato por cada niño que vive en la casa para que los Reyes sepan cuántos regalos tienen que dejar. Además, el agua y la comida se deja en lugares abiertos para que los camellos puedan llegar, no parecería muy lógico que tres camellos entren a una casa/departamento, harían mucha mugre…
Un poco de historia
Según la tradición cristiana, los Reyes Magos fueron unos sacerdotes eruditos que viajaron desde Oriente hasta Belén para rendirle homenaje al recién nacido Jesús. La historia cuenta que fueron guiados por una estrella, la estrella de Belén, hasta el lugar exacto donde se encontraba el pesebre del niño Jesús. Curiosamente, al principio no se aclaraban sus nombres, que eran reyes ni cuántos eran.
La tradición de festejar la venida de los Reyes Magos comenzó en España recién en el año 1866. Hasta ese año el 6 de enero sólo se festejaba el día de la Epifanía, pero se sumó el día de los Reyes Magos ¡para competir con Navidad!
Así, el festejo llegó a otros países, incluido el nuestro, para ser lo que es hoy en día, una oportunidad para que los chicos se diviertan preparando el pasto y el agua, para que los padres se sumen al juego y, por qué no, para que los comerciantes puedan remontar su negocio en un difícil momento.
La rosca de reyes
En muchos países se acostumbra a servir en la Festividad de Reyes la cono cida rosca, que a menudo contiene un pequeño regalo adentro. Esta costumbre tiene sus orígenes en las celebraciones que hacia finales de todos los años hacian los romanos al Dios Saturno (Saturnalias) y a los festejos de recibimiento del nuevo año con fiestas en honor del dios Jano.
En las fiestas de Jano, el dios con doble cara y que anunciaba el nuevo año, era costumbre entre los romanos hacer regalos a los amigos y familiares en forma de ramos de olivo y laurel procedentes del bosque sagrado de Estrenia, la diosa de la salud, y también se regalaban dulces.
Hacia el año 1000, la Iglesia cristiana adoptó esta costumbre pagana en las celebraciones de la Navidad y reyes
Pero fue en época de Felipe V, el primer rey de la dinastía de los Borbones, de origen francés, cuando en España se importó la costumbre de introducir una sorpresa escondida dentro de un rosco cubierto de frutas escarchadas como culminación de las fiestas de Navidad y que con el tiempo se extendió hasta la celebración de Reyes.
Los Reyes no le habrán ganado a Papa Noel pero, al menos, le dan pelea.