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La ciudad del viento

Los hinchas argentinos invadieron Nizhni Vodgorod


 

A los hinchas argentinos nada los detiene cuando de ver a su selección se trata, ni aun el fuerte viento que es común a la zona de Nizhni Vodgorod, un enclave situado a 400 kilómetros de Moscú, en el oeste del país, que alberga una de las ciudades más bellas de Rusia hoy invadida por miles de compatriotas ataviados con los colores celeste y blanco.

El desplazamiento desde la capital del país no es complicado y la llegada de los seguidores del equipo capitaneado por Lionel Messi, que esta tarde arribó aquí desde la misma procedencia, se hizo masiva ya un día antes del partido ante Croacia, sabedores seguramente de los atractivos de esta ciudad que podría escenificarse como la «Rosario rusa».

Y esta comparación tiene que ver, salvando las distancias, con el ancho río Volga que confluye con el Oká, dejando en medio a esta Nizhni Vodgorod que por esa misma razón es víctima permanente de fuertes vientos.

Los hinchas argentinos pudieron comprobar «in situ» los efectos de este factor climático, aumentado por el fuerte temporal con granizo que se abatió ayer sobre la ciudad anegando calles y provocando hasta algunas evacuaciones de los habitantes más cercanos a los ríos.

Pero nada es suficiente para la renovada fe de los hinchas, que tratan de juntarse permanentemente en cualquier punto en que aparecen colores albicelestes, como por ejemplo los burzaquenses Guillermo Staracci, Agustín Pérez Bravo y Martín González, que llegaron esta mañana a Moscú despues de viajar más de 24 horas desde Argentina e inmediatamente se trasladaron has Nizhni Vodgorod.

«Ya no sabemos donde estamos, pero cuando vemos una camiseta argentina y a alguien hablando en español, nos vuelve el alma al cuerpo», le comentó a Télam el joven González, de 29 años, que tiene un hermano jugando al básquetbol en Italia. «Estoy acostumbrándome a los viajes largos», admitió.

Argentina se juega mañana la porción más grande de la clasificación a los octavos de final de este Mundial de Rusia, y a juzgar por lo que se vio hoy en las calles de Nizhni Vodgorod, si algo no le va a faltar es el aliento de sus compatriotas.