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Viernes Santo

Los fieles se acercaron al padre Ignacio para «agradecer por el trabajo y la salud»


La parroquia Natividad del Señor es la más concurrida de la ciudad. Cientos de fieles van a diario a orar, pedir y encontrarse con el padre Ignacio. Cada Viernes Santo, el lugar se colma de peregrinos que se acercan para participar del Vía Crucis y agradecer al cura por lo que ellos califican como milagros.

CLG dialogó con algunos de los visitantes de la Iglesia de zona norte que contaron las razones por las cuales concurrieron: «por fe y para agradecer».

La historia de Antonia con Ignacio tuvo distintas etapas. Ella misma contó que concurrió a Natividad del Señor porque no lograba quedar embarazada. «Me pasó con mi primera hija, y luego con la segunda. Hace ya 40 años que vengo a cumplir y agradecer», comentó.

Cuando su primera hija tenía un año, el padre le avisó que tenía cáncer de útero: «A la semana recién me informó la ginecóloga. Y pasó todo lo que él dijo. Me operaron y no tuve más problemas».

«Es por eso que vengo a agradecer. Por él y por Dios, sigo en pie y fui superando todo», agregó.

Micaela también participará del Vía Crucis para agradecer: «Siempre vine a pedir, por cuestiones laborales o de enfermedad, y se resolvieron».

«Hace años que vengo y siempre me voy llena de gratitud. Ignacio tiene una energía muy hermosa», destacó.

Rocío se acercó al lugar ya que «se cumplen 10 años que ocurrió un milagro» y, por ello, hizo la promesa de no faltar: «Con mi familia venimos llueva o truene, es lo mínimo que podemos hacer para agradecerle».

«Mi sobrina Tiana no iba a caminar por cuestiones médicas, eso decían los pronósticos. Pero el padre pidió por ella y ahora, camina, va a la escuela. Hace una vida normal. Por eso agradecemos», relató.

Los casos de Martín y Zulma tienen puntos en común, pero son distintos. Ambos participan por su fe y creencia, pero el hombre es la primera vez que formará  parte del Vía Crucis rosarino. «Quería estar, desde el norte de la provincia vengo. La multitud y fe que se siente es impresionante», expresó.

La mujer, trabaja en el lugar: «Vendo bidones hace más de 20 años. Nunca tuve problemas. Viene mucha gente, el padre es muy carismático».