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Los enfermeros, esos otros héroes en la batalla contra el coronavirus


Los trabajadores de la salud son quienes están en la primera línea de combate del virus. CLG dialogó con enfermeros intensivistas, quienes relataron sus vivencias sobre la pandemia

Por Gina Verona Muzzio / Matías Gregorio

Los hospitales, sanatorios y centros de salud son por estos días las trincheras en las que se desata una lucha cuerpo a cuerpo contra el coronavirus. La pandemia tomó a todos por sorpresa y obligó a un estricto confinamiento que permitiera reforzar el sistema de salud, para enfrentarla de la mejor manera. Mucho se dice del heroísmo de los médicos y vaya que cumplen un papel fundamental. Sin embargo, trabajando junto a ellos codo a codo están los enfermeros, a quienes CLG contactó para reflejar su testimonio en estos meses de emergencia sanitaria.

Los enfermeros Rosa Sanfilippo, Gregory Llerena y Alejandro Solís desempeñan sus tareas de cuidado en diversos efectores públicos y privados. En diálogo con CLG, los tres contaron cómo ha sido su experiencia, qué vivencias los han marcado y cómo están transitando este sexto mes de pandemia en Argentina. En todos los testimonios se resalta el compromiso con el cuidado de los pacientes y la entrega a su labor, a pesar de las adversidades.

“Se vive con mucho estrés. Si bien uno está poniendo todo lo que tiene, es una situación bastante particular porque es la primera vez que la estamos transitando, con sus aciertos y sus fallas”, expresó Rosa Sanfilippo, quien trabaja en el Hospital Granaderos a Caballos de San Lorenzo y en el área de neonatología del Sanatorio Plaza.

El enfermero Gregory Llerena, junto a su equipo de trabajo

Gregory Llerena es enfermero de los sanatorios Delta y Laprida. Fue parte del equipo de salud que trató a los primeros pacientes con Covid-19 de la ciudad. “Se contagiaron en Ushuaia y vinieron a Rosario. Esos cuatro pacientes fueron nuestra primera experiencia, la primera vez que implementamos el equipo, que nos vestimos. Uno lo veía por la televisión y parecía que estaba más lejano. Fue repentino, nos tomó por sorpresa”, relató a CLG.

“Si no tuviéramos estas ganas de trabajar, ya hubiéramos salido corriendo de las terapias o las coronarias. Pero nos gusta hacer esto, es lo que decidimos. Hacemos las cosas bien, con buena predisposición, atendiendo al paciente y buscando que lo pase lo mejor posible dentro de estas áreas que son muy cerradas, que solo nos tienen a nosotros y a los médicos al lado”, agregó Llerena.

Por su parte, Alejandro Solís fue uno de los tantos trabajadores de salud que contrajo el virus. Fue diagnosticado hace una semana y se encuentra en recuperación en su hogar. “No sé cómo lo contraje. Yo hice terapia intensiva en el Hospital Provincial durante diez años y hace siete meses estoy en coronaria, donde no tuvimos pacientes positivos. Empecé a sentir mucho dolor de cuerpo, me quedé en casa, me hisoparon y el miércoles me dieron el resultado positivo”, contó Solís.

El enfermero que se recupera de Covid, Alejandro Solís

El enfermero dijo que su mayor preocupación eran sus seres queridos, “porque esto es desconocido, todos los días aparece nueva información”. Afortunadamente, su esposa e hijos no tienen síntomas. A sus padres, mayores, no los ve hace tiempo. “Me quedé en la habitación del nene y ocupé un baño yo solo. Recién ayer volví a compartir la mesa con ellos, respetando las distancias. Me duele el cuerpo, estoy cansado, con muchos dolores musculares: las piernas, los hombros y la cintura muchísimo. Ahora me está aliviando un poco. Tuve fiebre los dos primeros días y nada más”, explicó a CLG.

Los enfermeros están en la vanguardia de la lucha contra el Covid, pero destacan ante todo el cuidado de los pacientes. “Hay algo que yo recalco que sentí desde un primer momento, que fue cómo voy a actuar ante la presencia de una persona con Covid”, consideró Sanfilippo. De esta manera, relató cuando una noche llegó una persona con un posible cuadro de Covid y el personal no contaba con elementos de protección, ni espacio físico específico para el coronavirus. Tras resolver la situación remitiéndose a la directora del hospital, la enfermera dijo que “a raíz de ese momento, donde nos preguntamos qué hacíamos, se empezaron a tramitar todas las cosas en el hospital y comenzaron reuniones para trabajar en forma grupal y organizarnos. Lo primero que se siente es el temor, pero más allá de eso, el que tiene Covid es una persona, y hay que tratarla de esa manera, con una mirada más humanística”.

Incertidumbre y preocupación fueron palabras que rondaron los relatos. Pero también el compañerismo y el trabajo en equipo. “Uno se trata de cuidar. Ya no nos saludábamos más con un beso entre compañeros, de lejos, siempre con barbijos. Cuando nos acercamos a los pacientes, dejarles también el barbijo puesto y protegernos nosotros también. Tenemos todo el equipo de protección, pero tenemos un cierto temor a contagiarnos. Constantemente nos estamos mirando con los compañeros, con las compañeras. Nos recordamos ponernos los guantes, la capucha, las botas, nos apoyamos entre nosotros. Pero por algún lado se filtra y me contagié”, indicó Alejandro Solís.

Mientras tanto, Llerena expuso lo que es visible a los ojos de todos: “Nosotros estamos trabajando a media máquina, porque la gente que falta en toda esta pandemia es muy importante. Se ve y se refleja con los pacientes. A nosotros, el hecho de estar en áreas críticas nos da el plus de la adrenalina de estar en urgencia, de poder trabajar con todos estos equipos y uno no piensa que nos puede pasar algo de esta magnitud. Pensábamos que nos iba a tocar y nos iba a dejar sin herramientas. Pero todos estamos con la mente en claro de lo que tenemos que hacer, tenemos los equipos y las herramientas, pero más vale el conocimiento y cómo nos manejamos dentro del área”.

Y añadió: “Yo trabajo en dos lugares. Tengo compañeros que dieron positivo y a veces pienso cuándo me toca. Pero estamos haciendo las cosas bien. Esto va a pasar y tenemos que dar lo mejor que podamos hasta el final, hasta que nos den las fuerzas”.

Sanfilippo desempeña sus tareas en un efector público y en un privado. En ambos destaca a veces la ausencia de elementos de cuidado y la falta de personal, que a la vez, está “muy exigido”. “Es muy distinto en el sector público que en el privado. El primero contempla muchas cosas, el segundo no. Al haber carencia de compañeros porque se van enfermando o entran en aislamiento hay que poner a otros o sobrecargar a los que ya están, y así se van desgastando, entonces uno se pone a pensar cuándo va a terminar o cómo se van a seguir dando las cosas. De hecho, en el sector privado a muchos profesionales que se habían contagiado o que estaban en cuarentena los obligaron a volver muy rápido a trabajar”, ahondó.

“Un montón de cosas van a cambiar y ojalá que estemos a la altura para poder llevarlas adelante y que no se enferme y se muera más gente. Tengo que ultimar más cosas para protegerme a mí y a mi familia. Vamos a tener que cambiar todos, esto me parece que nos tocó a todos y vamos a tener que cambiar muchas cosas. En el sistema de salud hay que modificar cosas, en nuestros comportamientos. Yo hace meses que solo hablo con mis padres por teléfono. Se extraña”, finalizó Solís.

“Mi mujer también es enfermera y los dos estamos en esto. Nuestra familia nos pregunta, nosotros vamos tratando de tranquilizarlos. Si nos manejamos bien, vamos a estar menos expuestos. Hay que seguir investigando, seguir los protocolos, ver cuál sirve y cuál no. Adaptarlos a los servicios que nos toquen. El arte de cuidar es buscar lo mejor que se pueda. En estas situaciones hay que resolver”, analizó Gregory Llerena.

“Por ahí la gente se queja de la cuarentena, del distanciamiento. Todos necesitamos socializar, pero ahora lamentablemente no se puede. Hay mucha gente que se está yendo sin poder despedirse de sus seres queridos, eso es lo complicado. Uno lo entiende porque es su trabajo. Pero si no sentimos empatía, no se va a resolver toda esta cuestión”, concluyó el enfermero.