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Los De la Mata: la pasión de padre e hijo por el fútbol


Dos escritores rosarinos contaron la historia de Vicente de la Mata padre e hijo, quienes nacieron en Rosario y dejaron su sello en el fútbol argentino

Dos escritores rosarinos contaron la historia de Vicente de la Mata padre e hijo, quienes nacieron en Rosario y dejaron su sello en el fútbol argentino

Por Ariel Gómez

Rico en historias, al fútbol argentino le faltaba contar una. La de un padre y su hijo, unidos por la pasión y el gusto por el deporte más popular. El 14 de julio de 1965, en el estadio Monumental, Argentina le ganó 1-0 a Chile en el partido de ida por la desaparecida Copa Carlos Dittborn. En ese encuentro ingresó como titular Vicente de la Mata hijo. Veintiocho años antes, en 1937, su padre, Vicente de la Mata, debutó en la selección enfrentando a Perú. De esta manera ambos quedaron grabados en la historia como la primera pareja de padre e hijo en jugar con la camiseta de Argentina.

Alicia Fernández y Julio Rodríguez son periodistas y autores de “Los De la Mata. Pasión por el fútbol”, un libro que recorre la vida deportiva de Vicente y Vicentito, padre e hijo, referentes del fútbol de Rosario y del país, nacidos en el corazón del tradicional barrio República de la Sexta.

“Siempre me interesó la historia que padre e hijo jugaran en el mismo club y en la selección a nivel profesional. Fueron pioneros en algo tan popular como el fútbol, fue novedoso. Y creo que la mejor manera de reflejarlo era a través de un libro”, sostiene Fernández, precursora en trabajar en el periodismo deportivo de Rosario, y que nació y se crió en la misma cuadra que los De la Mata, y hasta fue compañera de escuela de Vicente hijo.

Al comenzar el proyecto sumó a Julio Rodríguez, historiador de Central Córdoba y autor de “Gabino Sosa. El payador de la redonda”, que se encargó de investigar a De la Mata padre. “Venía trabajando hacía dos años con la vida de él por el libro sobre Gabino Sosa, ya que fue contemporáneo. El trabajo de archivo fue similar, leyendo los diarios de época, como también las revistas El Gráfico y La Cancha, y durante el 2019 investigué todo sobre su etapa en Independiente”.

Capote, el padre

Vicente de la Mata nació el 15 de enero de 1918 en Rosario y surgió futbolísticamente en Central Córdoba. Siendo muy joven fue convocado a la selección argentina para jugar el Sudamericano de 1937, certamen que quedó en manos albicelestes al ganarle en la final a Brasil con dos goles del rosarino. Ante Perú, en lo que fue su debut, Antonio Sastre, ya un jugador consagrado, le dijo: “Acercate a mí, que entre los dos vamos a hacer capote”. Así surgió su apodo. Durante ese torneo, en pleno verano, fue transferido a Independiente, lo que significó uno de los pases más importantes de la época. “La transferencia se cerró en lo que hoy es la sede de gobierno de la UNR, en el viejo hotel Italia. Hasta allí llegaron autoridades de Independiente a reunirse con las de Central Córdoba. Luego de un tire y afloje, en el que también se involucró a la madre porque Capote era menor, finalmente lo vendieron en una cifra récord para ese año. Esto le permitió al Charrúa expandirse socialmente, porque antes era exclusivamente de fútbol, y luego fue abriendo las puertas para que los socios tuvieran otras actividades deportivas, sociales y culturales”, cuenta Rodríguez.

Ya en el Rojo, Capote no tardaría en entrar en la historia grande del club. El 12 de octubre de 1939 enfrentó a River en el estadio Monumental. De la Mata recibió la pelota por detrás de la mitad de cancha, eludió a cinco rivales y la clavó al primer palo de Sebastián Sirni, el arquero millonario. Un gol histórico. “Ese gol marcó mucho a los hinchas, quedó en la historia. Independiente le ganó a River y eso le posibilitó salir campeón. Además, ese año, De la Mata fue tricampeón: ganó la Copa Ibarguren, la Copa Aldao y el torneo argentino”.

“Claudio Keblaitis, un ícono de los investigadores de Independiente, afirma que Capote fue un verdadero ídolo de la hinchada -agrega Rodríguez-. La gente lo esperaba en la puerta y lo llevaba en andas antes y después del partido. De la Mata tenía el ritual de llegar dos horas antes a los partidos. Al estadio iba caminando, en el medio de la muchedumbre. Se tiraba en el pasto de la cancha junto a Erico y se fumaba un cigarrillo mientras miraban a la tercera o a la reserva. Luego iban, se cambiaban, y salían a jugar”.

Luego de su paso por el Rojo, volvió a Rosario para jugar en Newells, y se retiró en el Charrúa. Ganó tres títulos con Independiente (1938, 1939 y 1948), y tres con la selección, los sudamericanos 1937, 1945 y 1946.

“Capote tuvo una ligazón muy fuerte con Central Córdoba porque surgió futbolísticamente de allí; luego de su exitoso paso por Independiente y el seleccionado volvió a jugar en el Charrúa en la década del cincuenta, cuando ya estaba en AFA. Después fue DT, dirigente, y hasta concesionario del buffet, lo que marca su amplia relación con la historia del club”.

Vicentito, el hijo

A diferencia de su padre, Vicente no jugó en Central Córdoba. Mediocampista, a los 14 años se mudó a Avellaneda para sumarse a las inferiores de Independiente, donde comenzó su carrera. Allí jugó nueve años, integrando el equipo campeón de la Copa Libertadores, en 1965. Luego fue transferido al fútbol mexicano, en el que vistió las camisetas de Necaxa y Veracruz. Además, tuvo un paso por la selección argentina, en la que disputó seis partidos, el último ante Italia, en Turín. Una serie de lesiones lo marginaron del Mundial 1966, quedándose afuera a último momento. Al volver al país, luego de su paso por O’Higgins de Chile, jugó en Argentino de Quilmes, club en el que se retiró.

“El libro es un proyecto nuestro, hecho con recursos económicos propios. Vicente me dijo que no quería que esto sea algo lucrativo, que no le importaba si el libro se vende, pero sí que se conozca la historia de su papá. Tiene devoción por él, y hasta considera secundaria su propia carrera. Es más, no quería estar en este trabajo, pero lo que hacía distinto al libro es su presencia. Pude convencerlo de estar”, cuenta Fernández.

La presentación del libro fue declarada de Interés Cultural por la Cámara de Diputados de la Nación y de Interés Municipal por el Concejo Municipal de Rosario y también tendrá su lugar en las ferias de Rosario y Buenos Aires durante este 2020.