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Los costos invisibles


Por: Diego Añaños 

Existen hoy en la economía argentina, un conjunto de efectos claramente visibles, que se derivan de las decisiones de la gestión Cambiemos. Durante la semana que pasó, el Indec dio a conocer los datos del EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica), según el cual la actividad económica se derrumbó 6,8% en marzo en forma interanual, lo que suma 11 meses consecutivos de caída en línea. La realidad parece contradecir aquellos intentos del Gobierno de utilizar un par de indicadores sueltos del mes de febrero para sostener que la economía había tocado fondo en noviembre. Paralelamente, se conocieron los resultados de un estudio llevado adelante por ADIMRA (Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina), en el que se consigna que la actividad del sector sigue en retroceso. Los registros hablan de una caída del 8,7% interanual, con un nivel de ocupación instalada del 50%. La crisis se hace particularmente notable en el mercado automotriz, donde las estimaciones indican que en 2019 se venderán menos de 500.000 vehículos (un 40% menos que las 803.000 unidades vendidas en 2018).

Por otro lado, la acumulación de tensiones macro no se agota con el freno de la actividad económica. La inflación sigue siendo un problema sin resolver. El equipo económico ya trabaja hoy con una hipótesis de 38% interanual a diciembre de 2019, más de un 65% por encima del 23% interanual proyectado en el presupuesto, y a años luz del 5% que se proponía Cambiemos a mediados de 2018. La inestabilidad cambiaria permanece contenida gracias a la decisión del FMI de vulnerar todos sus principios estatutarios y habilitar a la gestión Macri a dar la pelea por la cotización del tipo de cambio. El Riesgo País, por su parte, parece estacionado por encima de los 900 puntos, más de 700 puntos por encima del promedio de la región. Paralelamente, y sumado a lo ya dicho, el gobierno volvió a modificar el presupuesto 2019 y elevó en $11.820 millones la previsión de déficit fiscal. Si tenemos en cuenta que el equilibrio fiscal es prácticamente la única meta que hoy persigue el Ministro Dujovne como alcanzable, el fracaso se hace más estruendoso: es evidente que tampoco las cuentas cierran.

Sin embargo, hay otros problemas, como el nivel de endeudamiento o la fuga de capitales, que son imperceptibles en la cotidiana. Ambos se encuentran profundamente conectados, ya que el endeudamiento es el mecanismo que garantiza la fuga de capitales. Si analizamos la situación del Banco Central no es menos preocupante. Según los datos publicados por la entidad, la “formación de activos externos” (fuga de capitales), se incrementó en un 32,2% si comparamos los meses de abril de 2018 con abril de 2019. Los cálculos establecen que el ritmo de salida de divisas es de aproximadamente U$S1.000.000 cada tres horas. Entre marzo y abril creció casi un 14%, y se disparó más de un 32% interanual. De acuerdo a la información disponible, en algo más de un mes ya se esfumaron los U$S10.800 millones del último desembolso del FMI.

De acuerdo a los datos provistos por el BCRA, la fuga de capitales ya suma U$S68.388 millones desde la asunción de Mauricio Macri. A veces, cuando las cifras son tan inmensas, suelen ser difíciles de dimensionar, por lo cual es muy útil relacionarlas con alguna otra variable. Según un informe de la revista Forbes del año pasado, y del que hablamos en otra columna, las fortunas acumuladas de las 50 familias más ricas de la Argentina, es de aproximadamente U$S70.000 millones. La comparación es inevitable: durante tres años y medio de gestión, se fugó una suma similar a la que las 50 familias más ricas de la Argentina acumularon en más de 200 años de historia

Otro cálculo posible es estimar al nivel de fuga como porcentaje del producto nacional. De acuerdo a la mayoría de las estimaciones, el PBI de 2018 fue algo menor a los U$S500.000 millones, por lo que la fuga sería casi un 14% del PBI. Finalmente, también podemos establecer la comparación con el nivel de reservas.  Si tenemos en cuenta que las reservas totales del BCRA son hoy aproximadamente U$S67.000 millones, podemos concluir que, en menos de cuatro años de gobierno, se fugó una cifra superior a las reservas internacionales totales.

Por qué suponemos que la fuga forma parte de un plan y no es un colateral? Algunos años atrás, los canales de TV mostraban colas de pequeños ahorristas reclamando su derecho de comprar dólares libremente. Sin embargo, no eran ellos los que presionaban: eran las voces de las grandes empresas las que se expresaban. El gobierno de Macri les garantiza hoy todos los dólares que deseen comprar, a la vez que les habilita las condiciones para sacar esos dólares del país, a través de la desregulación de los movimientos de divisas. Ningún empresario, por rico y poderoso que sea, tiene la posibilidad de adquirir dólares con pesos en otro lugar del mundo que no sea la Argentina. Esos dólares no estaban disponibles en el país por la vía virtuosa, que es una balanza comercial superavitaria, por lo que el Estado argentino decidió traerlos a través del endeudamiento. En síntesis, la Argentina se endeuda para traer dólares, que serán adquiridos por grandes grupos económicos, que luego los sacarán del país.