Opinión

Los chicos están hambrientos y se debate sobre el condón


Por Carlos Duclos

Nunca como en estos tiempos la Argentina se vio atacada por varios virus casi mortales para la Patria: la falta de información seria, el fanatismo, la división, el narcotráfico y las adicciones, la ausencia de educación, el bajo coeficiente intelectual de una buena parte de la sociedad y la pobreza. Virus, por otra parte, que no surgieron espontáneamente, sino que fueron echados en el terreno social por un poder muy pensante, muy inteligente y muy profesional que, desde luego, actúa no solo en nuestro país a través de sus representantes, o quienes le sirven por acción u omisión, sino en diversas regiones del mundo sobre todo del hemisferio sur.

Y este poder con cuatro patas (dos económicas y dos ideológicas, cuyo trono está en el hemisferio norte) ha logrado resultados sorprendentes: el principal es dividir y así dominar a las nuevas “colonias”. Para lograr este objetivo, a diferencia de antaño, no ha necesitado balas, ni pergeñar golpes de Estados a través de sus serviles. Las nuevas tecnologías comunicacionales, el marketing,  los medios mercenarios y otros sectores republicanos,  hacen posible el cambio de paradigma “a piacere” del poder, el golpe injusto, pero de una manera legal y por supuesto democrática.

Y para muestra del resultado que logran estos poderes, sea con gobiernos de centro derecha como de centro izquierda, basta con la mitad o la cuarta parte de un botón argentino: en este país alrededor del 32 por ciento de la población está en la pobreza, lo que teniendo en cuenta su inmensa riqueza natural es un disparate y una tragedia descomunal. Pero lo peor, es que el cincuenta por ciento de los chicos y los jóvenes aquí son pobres. Además, subalimentados o mal nutridos, con lo cual el cerebro jamás alcanzará el desarrollo cognoscitivo adecuado. Y aun cuando de pronto un niño de clase pobre naciera y lograse alimentarse convenientemente por la caridad, su desarrollo cerebral tampoco sería el óptimo si la madre estuvo mal alimentada.

Pero si el lector desea más tragedia a esta que ya por sí misma es tremenda y devastadora, añádase que la droga, desde hace muchos años, se ha instalado en todas las capas sociales, con especial predominio en las bajas y media baja, cuyos jóvenes consumen estupefacientes de pésima calidad que destrozan literalmente el cerebro (paco, por ejemplo), impidiendo un normal proceso cerebral y mental. Y como si esto no alcanzara, como no hay trabajo digno y lícito, el trabajo es “robar y matar”. El auge del delito se debe a tres factores: pobreza, ausencia de educación y de valores morales, y adicciones.

Demás está decir que la educación de calidad en este país está en extinción y que ello aporta una cuota importante a la debacle. Se podría seguir enumerando, pero… ¿para qué? El lector avispado y responsable sabe esto y mucho más.

Ahora bien, en este contexto de pobreza aflictiva y brutal (y pobreza en muchos aspectos), en medio de inflación, recesión, despidos, negocios que cierran por altos costos fijos y bajas ventas e incertidumbre total, “admirablemente” el poder mundial, con sus cuatro patas, dos de derecha y dos de izquierda, dos económicas y dos ideológicas (Putin habla de neoliberalismo y neomarxismo)  ha sugerido y logrado que se instalase el debate, saltando lo urgente y prioritario, sobre aborto sí o aborto no; y aún más: si el condón de latex es efectivo o no ¿No son geniales los pensadores del poder? Han conseguido que mientras los chicos tienen hambre y a veces les duele la panza o mueren por ese derecho insatisfecho, se discuta sobre el condón. Impecable.