La malnutrición infantil es un tema que preocupa a padres, madres y profesionales de la salud de distintas áreas. Hace ya algunos años, la obesidad y el sobrepeso en los primeros años se ha vuelto común en niveles alarmantes. Es así que, como dice el slogan de la campaña del hospital zonal en contra de la obesidad infantil: “uno de cada tres chicos barilochenses tiene obesidad o sobrepeso”.
De esta manera, sumada a la tragedia de la desnutrición, la contrapartida de la obesidad provocada por la mala alimentación aparece como una enfermedad que puede provocar una multiplicidad de problemas de salud en la vida adulta, si no es tratada a tiempo.
En diálogo con El Cordillenaro, el pediatra Andrés Little del hospital zonal “Dr. Ramón Carrillo” lo explicó de esta forma: “hace algunos años en los países con más recursos, la obesidad infantil fue detectada como un problema de salud sumamente importante, y lo sigue siendo: un problema de salud mayúsculo”.
Desde la perspectiva local, hubo razones que llevaron a los profesionales del hospital a iniciar la campaña: “Nosotros acá hace más de diez años notamos un aumento sostenido en la cantidad de niños obesos y con sobrepeso que se atienden en el hospital. Desde los primeros meses de vida se puede detectar la obesidad, las causas son muy complejas y múltiples. Hay una serie de factores, los más estudiados y más conocidos son el cambio que se ha producido en el estilo de vida de las personas, donde los chicos comen mucho, de buena calidad y hacen poca actividad física. Esto también tiene mecanismos más complejos, que tienen que ver con la obesidad de las madres durante el embarazo. Hay muchos factores que inciden”.
Los adultos del futuro pueden estar muy enfermos
Según estudios recientes consultados por esta fuente, los niños y niñas definen casi el 75 por ciento de las compras que realizan sus madres y padres en los hogares. Como consecuencia: los carritos de supermercado se llenan de productos altos en azúcar, grasas, y harinas refinadas.
“Esto es un problema fundamental y va a ser muy importante a los fines de la salud pública porque todos los niños que son obesos el día de hoy van a tener una serie de enfermedades que estamos acostumbrados a ver en gente muy mayor. Enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 o diabetes del adulto, el hígado graso, la cirrosis, enfermedades endocrinas. Enfermedades que tenemos asumidas o son esperables a cierta edad, pero con la epidemia de obesidad vemos que están ocurriendo en gente muy joven, que son crónicas y traen problemas para toda la vida”, detalló Little.
Con todo esto, es fundamental considerar esta problemática como una enfermedad que puede solucionarse a tiempo, pero siendo conscientes de que es necesario un cambio: “el otro tema que es muy importante es que en el caso que un chico tenga obesidad o sobrepeso, los resultados son muchísimo mejores una vez que se empieza a actuar, en una persona adulta es más difícil. En los países europeos, Estados Unidos y también en algunos asiáticos, se insiste en que las medidas deben tomarse antes de los cuatro años”.
La importancia de generar hábitos saludables
“Los chicos, desde que empiezan a comer, tienen que aprender a comer sano. Comer frutas, verduras, evitar todo tipo de bebidas azucaradas, tienen que tomar agua. Y después aumentar la actividad física”, insistió Little.
En este sentido, hay estudios recientes hechos en el país que señalan que los chicos hoy, a los 8 años, ya han consumido una cantidad de azúcar tan grande que puede llegar a equiparar a la ingesta de sus abuelos a los 80 años. Todo esto, gracias a la gran oferta de productos altos en azúcar que son muy comunes en la dieta infantil actual.
“Antes no había ofertas ni la abundancia de golosinas que hay ahora. No era que los chicos vivían comiendo golosinas, era algo excepcional. Esa combinación con hidratos de carbono refinados, y azucares mezclados con grasa, como puede ser un alfajor para dar un ejemplo sencillo, tiene la característica de dar muchas calorías, pero no dan saciedad. Ese tipo de alimento produce un círculo vicioso en el que mientras uno come más ganas de comer tiene”.
El cambio debe ser consciente y colectivo: “es un problema educativo y cultural. Uno no se enferma por lo que come en un cumpleaños o en una reunión, el problema son los hábitos diarios y en eso es lo que hay que trabajar, desde que los niños empiezan a comer. Hoy en día en nuestra cultura tenemos incorporado el comprarles algo como gratificación. Se portó bien entonces le regalo la coca, el juguito o lo que sea. Esos hábitos tenemos que desterrarlos. Hay que cambiar el tipo de alimentos que comemos, las frutas y verduras dan saciedad. Es mucho más fácil si los chicos no están acostumbrados a tomar gaseosa, golosinas, alfajores”, explicó Little.
La diabetes tipo 2 antes era la enfermedad más rara en los chicos y hoy es el tipo de diabetes más común. Además de las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y el sobrepeso puede causar distintos tipos de cáncer, Alzheimer, esterilidad en las mujeres.
Comer sano no es costoso
“Recientemente nutricionistas del hospital y otros profesionales han hecho un trabajo de investigación comparando en distintos lugares qué es comer sano y qué no, y no necesariamente es más caro. Sí puede ser un poco más trabajoso. Es más fácil comer salchichas con papas fritas, pero debemos jerarquizar la importancia que tiene la nutrición para nuestra calidad de vida, es algo necesario”, señaló.
Además, agregó: “en Bariloche tenemos agua de excelente calidad, buenísima y que se puede tomar perfectamente. Deberíamos tomar agua y guardar el dinero que gastamos en bebidas azucaradas para hacer otras cosas, como salir a pasear”.