El mandatario encabezó un acto de entrega de viviendas en Santiago del Estero, donde además admitió complicaciones en la pelea contra la inflación
El presidente Alberto Fernández defendió este miércoles sus 1.000 días de gestión al frente del país, pero admitió complicaciones en la pelea contra la inflación.
Lo hizo durante un acto de entrega de viviendas en Santiago de Estero, en el que elogió al gobernador aliado a la Casa Rosada, Gerardo Zamora, y usó de ejemplo para avanzar en el diálogo con la oposición.
«No fueron fáciles estos mil días, fueron traumáticos», confesó el mandatario al sostener que los tiempos en los que le tocó gobernar, marcados por la pandemia del Covid 19, la invasión de Rusia a Ucrania, y la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), fueron «traumáticos».
En la misma línea, reiteró su cuestionamiento a su antecesor Mauricio Macri, a quien culpó de haber desarticulado los ministerios de Salud y el de Educación, y de haber tomado deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por U$S 44.500.000.
Durante su prolongado discurso, el presidente insistió en la recuperación del trabajo formal y el avance en la obra pública tras su asunción en 2019, y habló también de la problemática que supone el alza en los índices de precios y la pérdida del salario.
«¿Está todo terminado? No, falta un montón. Tenemos que darle una pelea clara a la inflación que nos cuesta mucho combatir. Tenemos que dar la pelea para que los salarios de los que trabajan alcancen, y no vamos a ceder en esa lucha», afirmó Alberto Fernández horas antes de que el Indec revele el número de inflación de agosto.
«Todos los que gobernamos en este tiempo no teníamos derechos a ser débiles de carácter, porque teníamos que tener fuerza para enfrentarnos a los acreedores y al FMI siendo un país quebrado, para enfrentar la pandemia cuando habían terminado con el ministerio de salud, habían dejado vacío los hospitales y abandonado al personal sanitario, habían abandonado la educación, había que tener coraje cuando empezó la guerra para reclamar que los misiles que vuelan por el norte del mundo no se conviertan en hambre para el sur, había que tener coraje para ir a la Cumbre de las Américas y decir en Los Ángeles lo que padece América Latina», enumeró.
En consonancia con el trabajo de articulación con la oposición que lleva adelante el ministro de Interior, Eduardo «Wado» de Pedro, el Presidente referenció uno de los carteles del público, que llevaba escrito «Basta de odio», y reafirmó la necesidad del trabajo mancomunado con todos los sectores tras el atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Para eso, el jefe de Estado remarcó la centralidad de la coordinación entre las autoridades de la Nación y las de la Gobernación, y destacó el trabajo conjunto que mantiene Gerardo Zamora. «Para poder hacer lo que necesitamos es que haya dos que pensemos parecido respecto a como resolver los problemas de nuestro pueblo, no importa si es radical u oficialista», reiteró.
«Me acuerdo que le dije a Néstor, no entiendo por qué este tipo está en contra nuestro porque piensa y habla como nosotros. Es un radical, aún hoy, pero tiene esa mirada integradora como muchos y ese respeto por las democracia que muchos tenemos, también la vocación de dialogar para encontrar salidas que muchos tenemos», agregó ante la atenta mirada del gobernador.
Por último, Alberto Fernández contó que tras asumir a la presidencia, compartió con el gobernador el balance de la gestión de Mauricio Macri, a la que calificó como «cuatro años perdidos y desperdiciados», en la que se privilegió al centro del país por sobre el resto.
«Tal vez yo crea que él es el más peronista de los radicales, o que él crea que yo soy el más radical de los peronista, lo importante es que queremos justicia social para nuestros pueblos.
Lo que vengo a demostrar es que para que podamos lograr estos resultados hace falta que podamos unirnos en objetivos comunes, profundizar los puntos de acuerdo y minimizar las diferencias», concluyó.