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Lo que la ciencia sabe ahora sobre el impacto real de la menopausia


La menopausia causa un verdadero trastorno que va más allá de lo visible

La menopausia afecta a más de la mitad de la población mundial, pero sus efectos han permanecido incomprendidos durante mucho tiempo y apenas comienzan a atraer la atención de la profesión médica. Investigaciones recientes revelan una realidad compleja y multifacética: los cambios hormonales afectan al cuerpo, al cerebro y a la salud en general mucho más allá de los sofocos

Lo que la menopausia realmente le hace al cuerpo

La menopausia causa un verdadero trastorno que va más allá de lo visible. Asociada durante mucho tiempo con el fin de la menstruación y los sofocos, en realidad tiene profundos efectos en varios órganos y funciones:

  • Disminución hormonal: La disminución gradual de estrógeno y progesterona altera el metabolismo, el sistema cardiovascular, la resistencia ósea, el cerebro y la distribución de la grasa corporal.
  • Alteraciones del sueño : Se observa una mayor fragmentación del sueño y un aumento de los despertares nocturnos (+33%), con un riesgo multiplicado de apnea del sueño.
  • Trastornos cardiovasculares: El riesgo de fibrilación auricular se dispara (+293%), la presión arterial aumenta y la protección hormonal desaparece, exponiendo a las mujeres a un riesgo de infarto equivalente al de los hombres después de la menopausia.
  • Redistribución de la grasa y peso: En promedio, la grasa abdominal aumenta un 43%, lo que incrementa el riesgo cardiometabólico. Aunque el peso total no cambie, la masa magra disminuye.
  • Salud ósea: la pérdida ósea se acelera y hasta un 39% de las mujeres de 65 años padecen osteoporosis (70% después de los 80 años).
  • Sofocos y sudores nocturnos: afectan hasta al 80% de las mujeres; en algunas, se vuelven crónicos y pueden durar hasta diez años.
  • Síntomas genitourinarios: La sequedad vaginal, el dolor durante las relaciones sexuales, la incontinencia o las infecciones del tracto urinario se vuelven frecuentes y persistentes. Puede presentarse un síndrome genitourinario específico.
  • Trastornos del sueño y del estado de ánimo: disminución de la fertilidad, insomnio frecuente, irritabilidad, episodios de llanto y el doble de riesgo promedio de depresión.
  • Disminución de la actividad física: la energía disminuye, lo que aumenta los riesgos asociados al sedentarismo.

¿Cómo está evolucionando el soporte?

Si bien hace unos años las mujeres debían vivir la menopausia en silencio, hoy gozan de mayor reconocimiento. Existen centros dedicados a quienes han permanecido durante mucho tiempo en un punto ciego en cuanto a su salud. Esto es especialmente cierto en Toulouse. Sin embargo, aún dista mucho de ser una práctica generalizada. Las mujeres que alcanzan este hito necesitan un apoyo integral.

  • Reconozca los síntomas: Son múltiples y suelen durar varios años.
  • Tratamientos disponibles: Si las molestias son severas, se pueden considerar tratamientos hormonales para reducir los sofocos, el insomnio y el dolor, pero su prescripción sigue siendo personalizada y discutida según la edad, el historial médico y el riesgo individual.
  • Terapias alternativas: La hipnoterapia y la terapia cognitivo conductual han demostrado ser eficaces para reducir los sofocos y el estado de ánimo. Las hierbas y los suplementos dietéticos, según la NAMS y el Inserm, tienen efectos limitados.
  • Medidas de estilo de vida: Mantener la actividad física, controlar el aumento de peso, vigilar la presión arterial y el colesterol y prestar atención a la salud ósea y mental.

Nuevos horizontes científicos

En una sociedad que está haciendo milagros con la IA, resulta bastante impactante ver cómo la vida cotidiana de las mujeres menopáusicas mejora tan lentamente. Sin embargo, no todo es pesimismo. La medicina está progresando y finalmente se está tomando en serio este cambio hormonal.

  • Estudios recientes están descubriendo el papel preciso de las neuronas hipotalámicas en la génesis de los sofocos, abriendo el camino a nuevos tratamientos no hormonales.
  • Grandes cohortes como SWAN (Estados Unidos) o Constances (Francia) están afinando el conocimiento sobre el vínculo entre la menopausia y los riesgos cardiovasculares, neurodegenerativos o de cáncer, con el objetivo de personalizar la prevención.

La ciencia reconoce ahora que la menopausia no es solo un período de transición, sino un cambio profundo y duradero que requiere una estrategia de salud real y una escucha individual para afrontar mejor esta etapa esencial de la vida. Finalmente, plasma en papel lo que las mujeres ya experimentan al llegar a los cincuenta. Sin primicias, solo mayor interés.