El Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz realizó un informe para conocer el valor de ofertas de alquiler y, tras ello, Cristián Berardi charló con CLG para contar en detalles los números
En medio de una inflación que no da respiro, el sector inmobiliario también se manifiesta perjudicado. Los propietarios pretenden aumentar los precios para luchar y equiparar dicha problemática y los inquilinos, por su lado, se ven obligados a renovar contratos que son contraproducentes en proporción al aumento de los salarios.
Mientras tanto, la Ley de Alquileres, como expresa Cristián Berardi, del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), en diálogo con Con la Gente, «hace agua» en el control de los precios.
«La Ley de Alquileres es muy buena, soluciona un montón de inconvenientes que venían acarreando los inquilinos. Pero, en lo que refiere al control de los precios, hace agua. No dan los números entre el coeficiente de la inflación, los contratos y los salarios», confesó Berardi tras el informe realizado por el Ceso.
Respecto a las variables del sector, el representante del Centro dijo que «la oferta de alquileres disminuyó casi un 17% en 2020 y la demanda se mantuvo alta. Esto es un problema porque el precio empieza a subir. Por ende, el propietario tiende a buscar una renta mayor para generar más ingresos pero a veces esto es contraproducente».
En octubre de 2021, la cantidad acumulada de departamentos ofertados muestra una caída del 16,9% respecto al mismo mes del año anterior.
Según estadísticas del Ceso, el costo medio de un monoambiente es de $16.000; el de un dormitorio $22.000 y el de dos dormitorios poco más de $29.000. Cabe aclarar que existen variables lógicas en los precios dependiendo de la ubicación, la antigüedad del edificio, si este tiene chochera y demás cuestiones.
«El costo de alquilar un monoambiente en Rosario aumentó un 60% en los últimos 12 meses. La mediana de las ofertas analizadas aumentó un 63% en los departamentos de dos dormitorios y 69,7% en los de tres ambientes», detalló Berardi.
Por citar ejemplos, un jubilado que recibe la mínima tiene que desembolsar un 62% de ella para abonar un monoambiente; mientras que un trabajador que percibe el salario mínimo le corresponde utilizar la mitad del mismo. Sin contar los gastos extras como las expensas, los impuestos y los gastos diarios. Simplemente, números abrumadores para una sociedad castigada por la inflación.