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León Najnudel, siempre en el recuerdo de los amantes del básquet


Este 22 de abril se celebra el "Día del Entrenador de Básquet". La fecha se instauró en recuerdo al técnico creador de la Liga Nacional y pieza determinante del crecimiento de este deporte en el país, fallecido un 22 de abril de 1998

El «Día del Entrenador de Básquet» en Argentina evoca singularmente al técnico por antonomasia de este deporte en el país, el inolvidable y eterno León Najnudel, quien falleció precisamente un 22 de abril de 1998, con apenas 56 años y un enorme pedestal en el que se lo colocó por ser, y aunque él lo negara con modestia, el «creador» de la Liga Nacional de Básquet, la auténtica madre de la «Generación Dorada» que llevó al incomparable oro olímpico de Atenas 2004.

Esa obra maestra de un verdadero «maestro» como León David Najnudel parió a los primeros argentinos que habitaron la NBA, y que empezaron por Rubén Wolkowisky, que por una cuestión de minutos en el huso horario estadounidense, fue el primero en pisar los parquets de esa magna competencia, seguido en la misma jornada (31 de octubre de 2000) por Juan Ignacio «Pepe» Sánchez.

Detrás de ellos llegaron más tarde Emanuel Ginóbili (29 de octubre de 2002), representativamente el basquetbolista argentino más importante de la historia, y en fila india se ubicaron Fabricio Oberto, Carlos Delfino, Walter Herrmann, Luis Scola, Pablo Prigioni, Andrés Nocioni, Nicolás Laprovíttola, Patricio Garino y Nicolás Brussino.

Esa docena de basquetbolistas honraron la memoria de Najnudel, hijo putativo de Ferro Carril Oeste, habitante sempiterno de Villa Crespo y amante del básquet en todos sus niveles, una pasión que le transmitió a su único hijo, Iván, hoy entrenador como él, que por esos designios del destino, nació un 22 de abril.

El 19 de abril se celebra San León IX, pero el 22 es para el básquetbol argentino «San León I», porque lo que hizo el visionario Najnudel por este deporte en el país tiene un carácter fundacional que difícilmente pueda advertirse en otras disciplinas de alcance nacional.

«Para ser un buen entrenador hay que transmitirles a los jugadores HONESTIDAD», graficaba Najnudel cada vez que se lo consultaba, dejando de lado cuestiones tácticas o técnicas precisas que refieren puntualmente a esa profesión, y remarcaba esa última palabra siempre con mayúsculas.

En apenas cuatro días, el 26 de abril, se cumplirán 35 años de la disputa del primer partido oficial de la Liga Nacional, que tuvo lugar en la por entonces considerada «capital del básquet» en Argentina, la sureña ciudad bonaerense de Bahía Blanca, donde el local Pacífico recibió, casi homenajeándolo premonitoriamente, al hoy en día más ganador de la historia de esta competencia: Atenas de Córdoba.

Era viernes ese día, cuando a las 21.40 se puso en marcha la Liga Nacional. Y apenas 20 minutos después, a las 22 en punto, en el estadio de Núñez de Obras Sanitarias, jugaron San Lorenzo de Almagro con Argentino de Firmat. El lanzamiento del balón para el salto inicial lo hizo simbólicamente Najnudel, y los que disputaron el balón fueron los estadounidense Steve Stanford, del conjunto porteño, y Leonard Goggins, de los santafesinos.

Un rato antes, en Bahía Blanca, los que saltaron fueron también estadounidenses: Neal Robinson, de los bahienses, y Donald Jones, de prolífica campaña posterior en el equipo cordobés.

Y esos saltos iniciales fueron un símbolo en sí mismos de lo que proyectó y llevó a cabo Najnudel en el básquetbol argentino: la incorporación de jugadores foráneos, especialmente de los Estados Unidos, y muchos de ellos con pasado en la NBA. «La única manera de superarse y ser mejor es competir con los mejores», le confió años después el inolvidable León a Télam. Y claro que así fue.