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Lauro Campos: «En todo lo que me ha dado la vida me entregué con pasión»


Por Mario Luzuriaga

Lauro Campos es una de las estrellas teatrales rosarinas con más permanencia. Hoy en día está festejando sus 60 años en la actividad con un unipersonal llamado «Diamante».

Su padre no lo alentó y tuvo que compartir su pasión por las tablas y, tal como Superman, asumió la identidad de Luciano Corbalán, un abogado que estuvo hasta hace un tiempo recorriendo los pasillos de Tribunales.

Pero sin dudas lo fuerte de él es el teatro y poder estar contacto con la dramaturgia. Campos dialogó con CLG, acerca de su vida y contó varias anécdotas en la siguiente entrevista.

—¿Cómo transita estos 60 años en el teatro?

—Yo los transité y no me di cuenta y cuando lo hice ya estaba viejo (risas). Uno le pone el mismo impetu que cuando tenía 16 años y siempre le he puesto la misma garra. La vida pasa tan rápidamente que hay veces que uno se hace problemas por cosas que debería dejar de lado.

—Será corta pero la aprovechó.

—Yo soy un apasionado para vivir, no me he perdido nada. Yo entré en el teatro cuando era un pibe, tenía 16 años. Quería ser galán, un actor conocido y evidentemente, cuando me miraba al espejo, no podía ser un actor según los cánones de esa época. Empecé con la actuación en cuarto año de la secundaria y todos esos defectos que tenía los convertí en virtudes y luego seguí perfeccionandome.  A los 17 años me metí en el teatro independiente con la obra «Una viuda difícil».

—Y no se quiso bajar más del escenario.

—Después empecé a dirigir a los 19 y era insoportable (risas) durante cinco años. Por mandato familiar tuve que seguir una carrera y elegí psicología y mi padre me decía que era una profesión de locos. Entonces entré en abogacía en la Católica y allí armé el teatro experimental e hicimos muchas obras. Cuando me recibí trabajé un año en la profesión, después entré en la Justicia y ahí mi padre creyó que iba a dejar el teatro, pero no hubo caso. Es por esto que tenía que usar un nombre artístico y opté por el de Lauro Campos. En Triunales todos sabían de mi oficio y me llamaban directamente «Lauro».

—¿Supo aprovechar los tiempos para hacer las dos cosas?

—Yo he trabajado todo el dia y a toda hora. Siempre fui asesor de menores y aprendí lo que era la vocación de servicio. Seguí haciendo teatro, pero aprendí tanto en Asesoría, que ya fue imposible dividir las tareas. Tuve la suerte de enamorarme de una mujer que ama también el teatro, los chicos se criaron en camarines, mi hija es actriz y directora y me supervisa en este espectáculo. En todo lo que me ha dado la vida me entregué con mucha pasión.

—¿Qué se va a encontrar la gente en «Diamante»?

—Van a encontrar a alguien que recuerda, fundamentalmente, a su primer amor que fue el teatro. Y se va a encontrar con todos los textos de los dramaturgos que han sido mis faros en toda mi carrera. Yo lo hago muy divertido, cuento anécdotas porque he conocido a mucha gente y muchas cosas más.

Lauro Campos presenta su unipersonal «Diamante», todos los sábado de junio a las 20 en el Teatro Odiseo (San Lorenzo 1329).