Opinión

Las vacunas y la política


Por Leo Ricciardino

El escritor Sergio Olguín lo sintetizó como nadie: “Beatriz Sarlo se negó sumarse a una campaña de bien público, pero aceptó sumarse a una campaña de desprestigio”. La referencia es para el escándalo de esta semana donde la escritora reveló ante la justicia que le ofrecieron “vacunarse (contra la Covid) por debajo de la mesa” y luego se desdijo pero ya era tarde y había involucrado hasta la esposa del gobernador Axel Kicillof que aclaró que no es funcionaria y que la tuvo a Sarlo de profesora en Filosofía y Letras en la UBA. No es que Sarlo sea importante sucede que, como muchos intelectuales incluso muchos cercanos al gobierno, se creen más importantes que el presidente y hasta que el país mismo. Luego están los medios que amplifican estas declaraciones con conocidas intensiones.

Pero el episodio sí marca cómo evolucionaron los tiempos de la pandemia y de la vacunación en la conciencia nacional. Sarlo, como Moria Casan en su momento, fueron tentadas por el gobierno bonaerense a colocarse la Sputnik V y darlo a publicidad para sumar confianza en torno de la vacuna rusa que fue la primera que llegó al país. Sucede que esa idea de campaña con celebridades quedó superada por las circunstancias: las vacunas en general suman una adhesión cercana al 80%, ya no hace falta promocionarlas ahora es tiempo de conseguirlas y distribuirlas con la mayor celeridad posible. Van casi dos millones de vacunados, pero la población dispuesta a recibir dosis y que los expertos estiman sería lo deseable para enfrentar la “segunda ola” de la pandemia, suma uno siete millones más de candidatos a las vacunas.

También los informes serios con fuentes de la Sociedad Argentina de Infectología, la mayoría de las veces se ven teñidos porque casi siempre se les suma la opinión de un médico que muy lejos está de la imparcialidad. Efectivamente, el que no para de ser consultado por ciertos diarios, radios y programas de TV, es Adolfo Rubinstein ex secretario de Salud del presidente Mauricio Macri. Es probable que sea un buen profesional y tenga los conocimientos para expresarse sobre la pandemia. Pero no deja de ser el funcionario que aceptó degradar el ministerio de Salud de la Nación a secretaria como nunca había sucedido en la historia de este país. Así como muchos sostienen que “la corrupción mata”, las políticas públicas erradas y que olvidan el bienestar general, también pueden matar.