Un equipo de científicos en Singapur desarrolló un nuevo tipo de cultivo de células humanas para mejorar las técnicas de los injertos de piel, reveló un informe publicado por la revista Nature.
Los resultados de la investigación, liderada por la Escuela de Medicina Duke-NUS de Singapur, abren nuevas vías para tratar quemaduras graves o enfermedades de la piel, destacaron los expertos. En los últimos años las técnicas para efectuar injertos de piel permitieron restaurar, en algunos casos, hasta el 90% de la superficie corporal de pacientes con quemaduras o heridas graves.
Para eso, se necesita extraer células epiteliales del propio paciente que, desarrolladas en cultivos de laboratorio, permiten formar parches de tejido que se injertan sobre las áreas afectadas.
Sin embargo, a menudo es necesario añadir células procedentes de ratones para reforzar el proceso de crecimiento, y esa mezcla de material genético entre especies expone a los pacientes a infecciones y reacciones inmunológicas adversas, explicaron los especialistas.
ara superar esos problemas, el director de la investigación, Karl Tryggvason, recurrió junto a sus colegas a dos variantes de una proteína llamada laminina, presente en el cuerpo humano, capaces de «reforzar el proceso de crecimiento de los queratinocitos en la piel de un humano adulto».
De esa manera, los científicos pudieron sustituir completamente las células de ratones para desarrollar cultivos compuestos exclusivamente por material humano, listos para aplicar en injertos de piel, completaron los investigadores en el texto publicado en la revista Nature.