Por Matías Gregorio
La internet trajo consigo muchísimos cambios y avances. En las últimas décadas y en cada rincón del mundo, modificó para siempre la forma de vivir y pasar nuestros días. Esa modificación de vida sufrió un aceleramiento aún mayor cuando comenzaron a posicionarse los teléfonos celulares.
El smartphone se convirtió en el protagonista de estos tiempos, colocándose cada vez más como instrumento de acceso dado que el 52 por ciento del total de la población accede a los contenidos desde su dispositivo móvil, un panorama muy distinto al que se vivía en los primeros años de las comunicaciones online.
Según estiman, el tráfico en la internet móvil se cuadruplicará en el 2021, con el consumo de vídeos y contenidos multimedia de la mano de aplicaciones sociales de streaming en vivo, películas y series «a la carta», TV play, juegos en línea y otros servicios, de acuerdo a datos difundidos por la empresa tecnológica Vertiv.
A estos factores se suma el de las redes sociales. Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat y otras tantas plataformas se han vuelto una adicción para miles de personas en todo el mundo. El consumo batió cualquier línea generacional y nadie escapa al mundo de las fotos, los estados y los ‘me gusta’.
«El tema de los móviles es el último eslabón de un proceso de aceleración de cambios. Hace 6 o 7 años atrás pensábamos en las tablets o en otro tipo de dispositivos que iban a acaparar la segunda pantalla, pero hoy por hoy la telefonía móvil es la primera pantalla», apuntó el periodista local Juan Mascardi en diálogo con este medio.
El docente no se considera ni un «tecnofan» ni un «tecnofóbico», pero cree que «hay cierta distopía». Y fundamentó: «No lo digo desde una mirada nostálgica en torno a otras prácticas del pasado, pero hoy el móvil es prácticamente una extensión de nuestro propio cuerpo, es el elemento que nos acompaña a todos lados».
Por su parte, la Community Manager Estefanía Concari afirmó que «estamos demasiado tiempo en las redes sociales». Según comentó, esto se puede ver en la calle o en los colectivos urbanos. «Si uno no está en una red social, está en la otra, y así sucesivamente. Tendríamos que relajarnos un poco más y no buscar la foto perfecta ni el tweet perfecto. Usarlas para divertirnos, no para mostrar algo que no somos».
Además, criticó que no se eduque a los más chicos sobre el uso internet: «Quizás tienen acceso a la tecnología desde muy temprana edad, ya sea desde el celular o desde una tablet, pero no se les enseña a utilizarla adecuadamente». Y cerró: «Les damos los dispositivos para que se entretengan, pero, pasada cierta edad, deberían tener un seguimiento y habría que mostrarles la otra cara de internet, que sería la herramienta de cómo comunicarnos».