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Informe

Las ganas de un grupo de jóvenes que ayuda a todo un barrio


Por Diego Carballido

Hace más de dos décadas que funciona el Centro de Desarrollo Infantil y Promoción Familiar (CeDIPF) en pleno barrio República de la Sexta. Fue a mediados de los noventa cuando algunos pioneros decidieron poner manos a la obra y comenzar a transformar la realidad de este barrio donde conviven las necesidades y el tránsito constante de los estudiantes del predio de la Siberia.

Es una organización sin fines de lucro donde jóvenes profesionales accionan en conjunto con familias del barrio las distintas problemáticas sociales. Es un trabajo comunitario que alcanza a centenares de familias que viven en la zona donde comienzan Cerrito, La Paz y Riobamba, entre otras calles aledañas.

Andrés Cáceres es el actual presidente del CeDIPF y en diálogo Con la Gente detalló el presente de esta organización tan importante para el barrio de la Sexta.

—¿Cómo es un día en el funcionamiento de la organización?

—Tenemos el trabajo dividido en tres espacios físicos. Un jardín de infantes, un espacio de promoción del aprendizaje para la segunda infancia y estamos a punto de abrir una panificadora destinada a adolescentes y las diferentes juventudes. El trabajo de todos los días se centra en tres programas definidos, que apuntan a la primera infancia, la segunda y a los jóvenes y adolescentes.

—¿Quiénes constituyen el equipo de trabajo que sostiene estos espacios?

—En el jardín (Puerto Pedagógico) son todas docentes, o estudiantes del nivel inicial; en el espacio de promoción del aprendizaje, que denominamos la Casita de la Esmeralda, hay psicólogas y particulares que asisten en el apoyo escolar de los chicos y, ahí mismo, tenemos también un consultorio odontológico. Aproximadamente, son casi veinte personas que asisten a los diferentes espacios. Hay que aclarar que al jardín vienen todos los días casi setenta chicos, y desde hace tres años implementamos una pedagogía diferente a través del método Montessori.

—¿Con resultados positivos?

—Muy buenos resultados. Realmente, es muy reconfortante ver la autonomía que ganan los niños participando de las actividades propuestas a partir de este método. Se los puede ver, por ejemplo, desde muy pequeños, cortarse solos la fruta que van a comer. Pero, sobre todo, una de las características del jardín es el silencio que existe producto de la concentración de los chicos.

—¿Cómo sostienen toda la estructura del CeDIFP?

—Tenemos convenios con los tres niveles del Estado y recibimos el apoyo de empresas junto con nuestros socios particulares que realizan colaboraciones.

—¿Cómo ven al barrio después de tantos años de trabajo?

—Nosotros tenemos dos momentos institucionales. Desde la fundación hasta 2008, aproximadamente, cuando superamos una crisis bastante grande que casi nos lleva al borde de la desaparición. Como grupo de trabajo, recién en 2009 retomamos, o sea que podemos tener una mirada concreta de cómo ha cambiado el país desde entonces y podemos hacer una analogía con el barrio. No tengo certezas reales, pero se puede trazar un paralelismo con respecto a cómo se ha transformado la Sexta de igual manera de cómo se ha transformado el país. Si comparamos, la realidad es más crítica que hace un mes atrás, que hace cuatro o que hace dos años atrás. Es una problemática que atraviesan muchos barrios con problemas de infraestructura.

—¿Qué moviliza a los integrantes del CeDIPF?

—Considero que es un gran compromiso solidario con el momento en que vivimos. Nos moviliza entender que hay ciudadanos atravesando por una situación complicada y tratar de tender un lazo solidario para laburar en la mejora de esa situación, o por lo menos colaborar para que mejore. Lo nuestro es un aporte puntualmente centrado en los pibes que son los más expuestos.

—Y después de tanto tiempo ¿el barrio forma parte de esa colaboración?

—Sí, parte de los grupos de trabajo están conformados por vecinos del barrio que se han acercado. Es decir, han traído a sus hijos al jardín y se han quedado dando una mano, formando parte de la comisión directiva o de los equipos de trabajo.

—¿Cómo se puede colaborar con el CeDIPF?

—De dos maneras, en primer lugar, poniendo el cuerpo y yendo al espacio de aprendizaje a dar una mano como voluntario con los pibes en el momento de hacer la tarea. O, si no disponen del tiempo para ayudar, se puede hacer socio del CeDIPF por medio de una tarjeta de crédito o débito desde el link de nuestra web y hacer donaciones mensuales o puntuales. Una de las dificultades actuales de las organizaciones sociales es el financiamiento, imaginemos que hay empresas que se dedican a ganar dinero y, aun así, les cuesta el financiamiento, en nuestro caso que somos instituciones que solo invertimos, sin fines de lucro, se nos dificulta mucho más.