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Palermo

Las disidencias sexuales y el feminismo, en primera persona en la Feria del Libro


El espacio de diversidad sexual «Orgullo y prejuicio» repite por segundo año su experiencia en la Feria del Libro de Buenos Aires, con una librería especializada y una serie de charlas, mesas de debate e intervenciones artísticas que amplificarán voces por fuera del canon heteronomartivo y darán cuenta del amplio mundo de la literatura lesbiana, gay, bisexual, transgénero y queer.

El espacio ubicado en el Pabellón Ocre pone foco en los feminismos y las diversidades sexuales, reuniendo, como su nombre «Orgullo y Prejuicio» en alusión a la clásica novela de Jane Austen, «el orgullo de una disidencia cultural o sexual frente a los prejuicios de las grandes obras de la literatura y el arte», sostiene en diálogo con Télam Gabriela Borrelli Azara, escritora y locutora a cargo de la curaduría del stand.

La programación contempla lecturas reunidas bajo el título «Martes verdes» en referencia a la Interrupción Voluntaria del Embarazo y «Puto el que lee», así como también una charla sobre economía con perspectiva de género y una mesa redonda sobre disidencias, Iglesia y Estado, para dar cuenta que son dos luchas, la del feminismo y la diversidad sexual, «que van de la mano».

La librería, que en su primera edición superó las ventas esperadas, reúne más de 400 títulos en clave LGTBIQ y feminismos, desde ficción, poesía, ensayos y trabajos de investigación o divulgación en temáticas como abuso sexual, violencia de género o Educación Sexual Integral, hasta libros infantiles y para adolescentes.

Y también, como señala su librera Dafne Pidemunt, el abanico de propuestas fue pensado para abarcar distintos circuitos editoriales con sellos independientes y grandes, como Interzona Marea, Milena Caserola, Chirimbote, Madre Selva, La mariposa y la iguana, La Coop, Puntos suspensivos, Ovejera Editorial, Biblos, Homo Sapiens, Sudestada y Random House.

«La literatura LGTBI, es decir aquellas historias o libros escritos por disidencias sexuales, es un mundo amplio porque no alcanza el canon, y busca otras formas de difundirse: ediciones más pequeñas, artesanales, y además mucho de la literatura queer vive en la perfomance que está afuera del canon heteronomativo», añade Pidemunt.

Con esta multiplicidad de voces, el espacio de diversidad impulsado por la misma Fundación El Libro apostó en su segundo año por no repetir autores, «no repetir nombres y darle paso a otros que tuvieran visibilidad, que sea un espacio vivo», cuenta Borrelli Azara, y convoca a pensar al «libro no solo como un categoría sino todo lo que hace al libro, la gestión del editor, de la distribución, de la literatura y lecturas».