Los habitantes de las ciudades de los países pobres de África, América Latina y gran parte de Asia son los que corren mayor riesgo de sufrir calor extremo
Muchas ciudades en países de ingresos bajos y medios están sufriendo otro efecto del cambio climático: están más expuestas al calor extremo porque carecen de espacios verdes refrescantes, según muestra una nueva investigación.
Los habitantes de las ciudades de los países pobres de África, América Latina y gran parte de Asia son los que corren mayor riesgo de sufrir calor extremo, que se prevé que se intensificará y costará más vidas a menos que disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero.
La vegetación urbana, como los jardines y los árboles en los tejados, “es una forma realmente eficaz de afrontar los efectos que pueden ser fatales del calor y la humedad extremos”, dijo Tim Lenton, especialista en cambio climático de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, una de las varias universidades involucradas en el estudio.
“En la actualidad, las personas que mueren debido al cambio climático suelen vivir en los barrios marginales de las ciudades”.
El estudio internacional , publicado en Nature Communications este mes (septiembre), encontró que las ciudades en los países de ingresos bajos y medios actualmente tienen solo el 70 por ciento de la “capacidad de enfriamiento” proporcionada por la vegetación urbana en el mundo rico.
Pero descubrió que había un “enorme potencial” para mejorar la refrigeración urbana en esas zonas y reducir la desigualdad.
Los investigadores utilizaron datos satelitales de las 500 ciudades más grandes del mundo para evaluar su capacidad de enfriamiento (hasta qué punto los espacios verdes urbanos enfrían las temperaturas de la superficie de una ciudad).
Debido a que las temperaturas globales están aumentando, combinado con los llamados efectos de “isla de calor urbana” que hacen que las ciudades sean más cálidas que las áreas rurales, las enfermedades y muertes relacionadas con el calor en las ciudades son cada vez más comunes.
Los espacios verdes urbanos, dicen los investigadores, pueden ayudar a reducir este riesgo, al refrescar los ambientes exteriores y brindar un refugio muy necesario a los habitantes de las ciudades, que representan más de la mitad de la población mundial.
Los espacios verdes pueden enfriar la temperatura de la superficie de una ciudad promedio en unos 3 °C durante las estaciones cálidas, según el análisis, “una diferencia vital durante el calor extremo”, dice Lenton.
El efecto refrescante de los espacios verdes urbanos, especialmente los bosques urbanos, es causado por el sombreado y la evaporación del agua, explica.
Según el análisis, las diez ciudades con mayor capacidad de refrigeración se encuentran en Estados Unidos, con Charlotte y Raleigh-Durham en primer lugar, seguidas de Kansas y Baltimore. Muchas ciudades estadounidenses tienen baja densidad de población, lo que genera problemas de “expansión urbana”, pero esto trae beneficios en términos de espacios verdes y refrigeración resultante, señalan los investigadores.
Pune, en la India, y Harare, en Zimbabwe, se encontraban entre las ciudades de países de ingresos bajos y medios con mayor capacidad de refrigeración. Mogadiscio, en Somalia, era la ciudad con menor capacidad de refrigeración, seguida de Saná, en Yemen, y Rosario, en Argentina.
Peligrosamente caliente
Un estudio anterior concluyó que las políticas climáticas actuales dejarán a más de una quinta parte de la población mundial expuesta a temperaturas peligrosamente altas para el año 2100, y que las poblaciones en riesgo más grandes se encuentran en India y Nigeria.
Este nuevo estudio evaluó la densidad de población y la ubicación para estimar el “beneficio de refrigeración” que recibe el ciudadano promedio, ya que las áreas verdes a menudo se encuentran en las partes más ricas de una ciudad.
Jens-Christian Svenning, experto en biodiversidad y cambio climático de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), que también trabajó en el estudio, dijo que la rápida urbanización y el creciente estrés por calor extremo hacen que los espacios verdes urbanos sean cruciales.
“La buena noticia es que esta solución de refrigeración basada en la naturaleza se puede mejorar sustancialmente… ayudando a abordar el estrés térmico futuro de miles de millones de personas”, dijo.
Jardines en terrazas
Rob Dunn, un destacado ecologista de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, dijo al portal SciDev.Net: “No será fácil reverdecer las ciudades.
“Sin embargo, será clave para lograr que las ciudades sean habitables en el futuro inmediato”.
Sugiere que los cambios podrían incluir espacios verdes a nivel del suelo y jardines verticales y en terrazas, o incluso bosques, para ayudar a proteger a los habitantes de la ciudad del calor extremo.
Chi Xu, profesor de la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad de Nanjing en China, uno de los autores del estudio, dijo: “Necesitamos plantar más árboles, especialmente en las ciudades [de ingresos bajos y medios] donde el estrés térmico será cada vez más severo”.
Estas ciudades no sólo son más vulnerables al calor extremo, con miles de millones de personas sufriendo un estrés térmico intolerable, sino que también tienen menos capacidad para adaptarse, explicó.
“Hasta ahora, la infraestructura verde urbana sigue siendo el medio más eficaz para mejorar el estrés térmico exterior a gran escala espacial”, añadió.
Se necesita apoyo
Shubo Fang, investigador asociado de la Universidad de Florida, que no participó en el estudio, dijo que la investigación proporcionó “una perspectiva completamente nueva” sobre las desigualdades globales.
Entre sus recomendaciones se incluyen mejorar la base científica de la planificación urbana, mejorar la comprensión del diseño urbano y aumentar la flexibilidad y adaptabilidad de la planificación urbana.
Sin embargo, dijo que se necesita más conocimiento sobre las diferencias históricas en el desarrollo urbano y “los factores geográficos específicos que influyen en estas disparidades”.
Desalegn Chala, investigador de biodiversidad de la Universidad de Oslo, que no participó en el estudio, dijo que los hallazgos subrayan la urgencia de adoptar medidas políticas e inversiones en espacios verdes urbanos para combatir los impactos del cambio climático.
Los planificadores urbanos deben priorizar la expansión y la distribución equitativa de los espacios verdes e incorporar infraestructura verde en sus diseños, dice Chala.
“Esta estrategia ayudará a reducir los riesgos del calor y mejorar la salud pública en toda la ciudad”.
Agregó: “Como muchas personas en [países de ingresos bajos y medios] aún residen en áreas rurales, y con una rápida urbanización en marcha, existe una oportunidad única de aprender de las experiencias de otros y planificar estas ciudades emergentes de manera reflexiva y sostenible”.