La Justicia investiga el asesinato del joven de 17 con tres policías como principales sospechosos
Los siguientes son los cinco elementos clave a partir de los cuales tres policías de la brigada de la comisaría vecinal 4D de la Policía de la Ciudad quedaron comprometidos en la causa por el crimen del adolescente Lucas González, el futbolista de 17 años asesinado que recibió dos impactos de bala en la cabeza el miércoles pasado en el barrio porteño de Barracas.
Los disparos
No hubo tiroteo; solo hubo disparos que partieron de las pistolas de los policías. En la escena, peritos de la Policía Federal Argentina recolectaron cinco vainas servidas, todas calibre 9 milímetros, como las de las armas reglamentarias de los policías porteños implicados.
Se les secuestraron sus armas para peritajes balísticos en los que se intentará determinar cuántos tiradores hubo y de qué arma partió el tiro que mató a Lucas.
El arma «plantada»
La familia de González y los tres adolescentes que viajaban con Lucas en el auto aseguran que la Policía de la Ciudad «plantó» la réplica del arma hallada dentro del Volkswagen Suran de las víctimas. Se trata de una réplica de revólver calibre 38, hallada en el piso del asiento trasero, del lado derecho, detrás del asiento del acompañante donde iba sentado Lucas.
El auto sin identificar
El auto de civil en el que se desplazaban los policías de brigada implicados es un Nissan Tiida tipo sedán, cuatro puertas, color champagne, que no tenía patente trasera, no llevaba la sirena encendida, ni tenía baliza luminosa en el techo.
El video
El juez menciona en su resolución un único video de una cámara de la Ciudad de Buenos Aires con la lente averiada que solo captó, de manera parcial, la secuencia de la interceptación que los policías de brigada hicieron del auto de las víctimas, pero no los disparos.
El magistrado comparó la maniobra a «un asalto» y no a un procedimiento para identificar sospechosos.
Los testigos
Los tres sobrevivientes que iban con Lucas en el auto o sus familiares, relataron a la prensa lo irregular que fue el operativo. Explicaron que venían de entrenar en el club Barracas Central, pararon en un kiosco a comprar «un jugo», subieron al auto, fueron interceptados por un vehículo, del que bajaron tres hombres armados a los que creyeron ladrones.
«Bajan así chorros, tipo a robarnos, a apuntarnos así ya con arma en mano, No parecían nada policías», dijo Niven, uno de los sobrevivientes.
Y agregó: «Yo me agacho y ahí nomás escucho cinco disparos más o menos. Yo no levanté la cabeza hasta que paró, y ahí lo veo a Lucas, que estaba adelante mío, y veo que le sale una bala por acá (señaló la cabeza)».