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¿Lo probarías?

Lanzan el primer vodka hecho en Chernobyl después del accidente nuclear


La popular serie “Chernobyl”, transmitida por HBO, ha vuelto a revivir uno de los episodios nucleares más graves en la historia de la humanidad. Desde que en abril de 1986 una gran cantidad de materiales radioactivos se esparcieron por la atmósfera, el accidente quedó catalogado como uno de los mayores desastres ambientales. Hoy, tres décadas después, ese territorio anunció una buena noticia: sacaron al mercado el primer vodka hecho con productos de esa área.

Se trata de un vodka que lleva nombre particular: Atomik. Está hecho con centeno cultivado en una granja cercana a la planta de Chernobyl. También con agua del lugar.

Aunque, en principio, parecería un producto que nadie se atrevería a consumir, sus fabricantes dan un parte de tranquilidad. Es un licor en el que trabajó un grupo de científicos que por años ha estado en la zona de exclusión analizando la manera en que la tierra se ha recuperado luego del accidente de 1986.

Jim Smith es uno de ellos. Es profesor de la Universidad de Portsmouth, en Londres (Reino Unido) y tiene un buen argumento para explicar por qué cualquier persona podría beber un trago de Atomik sin preocuparse.

«No es más radioactivo que cualquier otro vodka», le dijo a la BBC. «Cualquier químico te diría que cuando destilas algo las impurezas se quedan en el producto que se desecha. Así que nosotros usamos granos centeno ligeramente contaminados y agua del acuífero de Chernobyl… y los destilamos».

Para comprobar que el producto podía beberse con tranquilidad, Smith y sus colegas le pidieron a expertos de la Universidad de Southampton que evaluaran en su laboratorio radioanalítico si había algún rastro de radioactividad. «No pudieron encontrar nada: todo estaba bajo su límite de radiación», advierte.

La ida de fabricar un vodka tiene, además, un noble propósito: ayudar a las comunidades que quedaron afectadas tras la explosión. Aún enfrentan una difícil situación económica.

Como le relata Smith a la BBC, la mayoría de las personas que aún viven allí no tiene buenos ingresos. Tampoco buenos servicios médicos ni una dieta adecuada. Él y sus colegas creen que un proyecto como estos puede ayudar a impulsar la economía local.

“Después de 30 años”, asegura, “creo que lo más importante en la zona es el desarrollo económico, no la radioactividad”.