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Lactancia materna para un planeta más saludable


Es el lema de la campaña que lanzó la OMS para apoyar el amamantamiento

La falta de apoyo para sostener el amamantamiento sigue siendo un problema para la mayor parte de las mujeres y por eso, este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una campaña para crear conciencia y cuyo lema es «Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable».

La Semana Mundial de la Lactancia Materna fue establecida oficialmente por la OMS, UNICEF y WABA (World Alliance for Breastfeeding Action, en inglés) en 1992. El lema de este año hará foco en el impacto de la alimentación infantil en el medio ambiente y el cambio climático, destacando que es imperativo proteger, promover y apoyar la lactancia materna para la salud del planeta y su gente.

«¿Qué nos pasó para tener que explicar por qué es importante la alimentación natural de la especie?», se pregunta la puericultora Valeria Fernández en diálogo con Télam, y remarca: «Incluso en concordancia con el lema de este año tiene un gran impacto ecológico invisible aún a los ojos de la sociedad».

Al ser un recurso natural, la leche materna no sólo no contamina, sino que no genera residuos plásticos o envases que requieran gastos de energía y emisión de dióxido de carbono. Y también, al ser gratuita, los gastos se reducen notablemente para las familias.

El abogado de derechos humanos y soberanía alimentaria, Marcos Filardi, también hace énfasis en el lema del 2020 y explica: «En este contexto de crisis climática que estamos viviendo, el alimento, el mejor alimento, está ahí al alcance de la mano, sin necesidad de acudir a todas las externalidades que genera un sucedáneo de la leche materna».

Filardi también expresó a Télam la importancia de que el Estado adopte políticas públicas «serias y comprometidas» para garantizar que los niños y niñas sean alimentados con lactancia materna. Algunas de ellas son establecer sistemas adecuados de licencias y permisos de trabajo para que se puedan materializar los bancos de leche de todo tipo y espacios amigos con la lactancia materna.

Fernández apunta a que independientemente del contexto socio cultural y económico de cada bebé que nace, «recibir la leche de su madre lo coloca en una situación de igualdad alimenticia la cual dejará huella en su salud para toda su vida: la lactancia aporta múltiples beneficios: nutricionales, inmunológicos y vinculares».

En sintonía con la consigna de este año, las doulas y puericultoras Andrea Bertolini y Laura González expresaron a Télam que «dar la teta es el primer acto de soberanía alimentaria» y que hasta en las circunstancias más adversas «se puede alimentar a la cría sin necesitar nada externo y eso es revolucionario».

Si bien en Argentina funcionan varias organizaciones como la Liga de la leche, quienes ejercen la puericultura no cuentan con una carrera oficial y pública, y eso genera por un lado precarización, y por otro dificultades a la hora de insertarse en el mercado y ofrecer este servicio como parte integral de la atención a quienes van a parir en instituciones públicas.

En la actualidad, las puericultoras trabajan en clínicas privadas para quienes pueden afrontar económicamente ese servicio. En los hospitales públicos trabajan de forma voluntaria.

Hay políticas de divulgación y cambios culturales frente a mitos y desinformación histórica respecto a la lactancia, pero el oficio no es reconocido formalmente. En este momento hay varios proyectos de ley para ser presentados. Uno de la diputada nacional Vanesa Siley, otro de la senadora Silvina García Larraburu (ambas del Frente de Todos), uno en CABA de la legisladora radical Inés Gorbea, y un paquete de tres proyectos que desde la Unión de Puericultoras Argentinas están trabajando con la diputada provincial Mariana Larroque para la provincia de Buenos Aires.

La falta de cumplimiento frente a las legislaciones actuales también hace que las conquistas adquiridas no se vean reflejadas para quienes parieron o sus parejas. Un ejemplo es la Ley de lactarios 2958 de la Ciudad de Buenos Aires que estipula su implementación en toda institución del ámbito público, pero que en la práctica no se lleva a cabo. «Que una mujer se tenga que sacar leche en el baño roza lo cruel», enfatiza Fernández.

Bertolini y González relatan: «Las políticas que siguen estando ausentes son las que ponen el foco en el cuidado de la díada (grupo de dos personas, en este caso madre e hijo). Las puericultoras somos un eslabón fundamental en la asistencia del proceso embarazo-nacimiento-crianza. Es inadmisible que trabajemos en hospitales públicos en forma voluntaria cuando invertimos miles de pesos en formarnos y actualizarnos constantemente para poder vivir de nuestro trabajo».

A raíz de ese contexto piden que se desarrolle y ponga en marcha una formación pública en Puericultura.

La Semana Mundial de la Lactancia Materna se celebra todos los años del 1 al 7 de agosto para fomentar la lactancia materna y mejorar la salud de los lactantes en todo el mundo.