Mundo

La variante Ómicron se expande a más países y Sudáfrica se siente «castigada»


La nueva cepa comienza a generar preocupación y desde el país africano afirmaron: "La excelencia científica debería ser aplaudida y no castigada"

Más países europeos anunciaron la detección de casos de la variante Ómicron en sus territorios, en medio de la alarma mundial que genera su capacidad de propagación y que provocó el aislamiento mundial del tráfico aéreo con el sur de África, región que se siente «castigada» por haber descubierto la mutación.

El Reino Unido detectó dos positivos infectados con esta cepa del coronavirus en personas «relacionadas con viajes a Sudáfrica», informó el Departamento de Salud británico.

Se suma así a Hong Kong, Israel y Bélgica, países que ya confirmaron la aparición de esta variante clasificada como «preocupante» por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante su «alto número de mutaciones» y capacidad de propagación.

Por su parte, Países Bajos analiza 61 posibles casos en pasajeros de dos vuelos procedentes de Sudáfrica que dieron positivo en los test de Covid-19 a su llegada a Ámsterdam.

Todos ellos deben permanecer en cuarentena por siete días si tienen síntomas o cinco días si son asintomáticos: los que no son residentes lo harán en un hotel cercano al aeropuerto de la capital y los que sí lo son tendrán que aislarse en sus domicilios.

La variante Ómicron «llegó con una alta probabilidad a Alemania», alertó en tanto un ministro regional, tras haber sido detectadas anoche mutaciones características en un pasajero también procedente de Sudáfrica.

«Un viajero presentaba anoche varias mutaciones características de Ómicron. Existe por lo tanto una sospecha elevada. La persona en cuestión se encuentra en aislamiento domiciliario», informó el titular de la cartera de Asuntos Sociales del estado federado de Hesse, Kai Klose.

En una situación similar está República Checa, que está verificando si una mujer que visitó recientemente la región sur de África está contagiada con la mutación.

«La mujer, que fue chequeada para detectar la nueva cepa Ómicron, visitó Namibia y regresó a la República Checa a través de Sudáfrica y Dubái. Esperamos los resultados de sus pruebas, ahora está aislada, se están revisando todos sus contactos», escribió el primer ministro del país, Andrej Babis.

La aparición de esta variante llevó a que gran parte del mundo, incluyendo la Unión Europa (UE), Estados Unidos, Canadá y Brasil, suspendieron el tráfico aéreo con países del sur de África, medida a la que se sumaron un grupo de naciones asiáticas y del Golfo como Arabia Saudita, Omán, Tailandia, Filipinas y Sri Lanka .

El gobierno sudafricano lamentó estas medidas: «Estas prohibiciones castigan a Sudáfrica por su capacidad avanzada en secuenciación de genomas y en detectar más rápidamente las nuevas variantes. La excelencia científica debería ser aplaudida y no castigada».

«Vemos también que hay nuevas variantes detectadas en otros países. Ninguno de esos casos tiene relación reciente con el sur de África. Y la reacción frente a esos países es radicalmente diferente a la que generan los casos en el sur de África», lamentó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.

La OMS también desaconsejó cerrar las fronteras ante la aparición de esta variante que genera «un mayor riesgo de reinfección en comparación con otras», de acuerdo al grupo de expertos de la agencia sanitaria encargado de monitorear la evolución del virus.

En Europa, la detección de los primeros casos de Ómicron ocurre en medio de un rebrote de casos de Covid-19 y el endurecimiento de medidas para intentar contenerlo.

La nueva ola de fallecimientos y hospitalizaciones en el continente está impulsada principalmente por los no vacunados, sobre todo jóvenes que son reticentes a darse la inyección por sentirse más inmunes por la edad, individualismo y desconfianza a las autoridades, de acuerdo con diversos sondeos de opinión.

En la UE casi el 82% de la población mayor de 18 años está totalmente inmunizada, aunque con grandes diferencias entre países: en Bulgaria solo un 29,5%, mientras que en Irlanda cerca del 93%, de acuerdo con estadísticas del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.

En el segmento entre 18 y 24 años el promedio de todo el bloque baja al 68% con pauta completa de inmunización y un 26,6% que no recibió ni siquiera una dosis, pese a que se trata de una región que desde el principio de la pandemia acapara muchos más fármacos de los que necesita.

Muchos de estos jóvenes, pero no solamente ellos, son los que protagonizaron en la última semana una serie de protestas contra las restricciones en Países Bajos, Bélgica, Austria, Croacia, Italia y Ucrania, algunas de ellas con episodios de violencia.

Las agrupaciones de extrema derecha, antivacunas, conspiranoicos, negacionistas y libertarios siguen alimentando estas marchas, pero a ellos se sumaron grupos heterogéneos afectados de distintas formas por la reimposición de prohibiciones que habían sido levantadas meses atrás ante la mejora de la situación epidemiológica.

Es lo que ocurre en los Países Bajos por ejemplo, donde entre los manifestantes confluyen hinchas de fútbol que vuelven a tener vetado el ingreso a las canchas como acción del Gobierno para evitar concentraciones masivas y jóvenes que se oponen tanto a la cancelación de las celebraciones y espectáculos por Navidad, como a la prohibición nacional del uso de fuegos artificiales.

«Los jóvenes que actualmente salen y provocan disturbios con la policía están, aunque alimentados con ideas antigubernamentales, antisistema o antiautoridad, en contra de las medidas específicas que se les imponen como el veto a la presencia de público en los partidos de fútbol y la prohibición de los fuegos artificiales», indicó a Télam Arnout de Vries, experto de redes sociales y seguridad en la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica Aplicada (TNO).

«Es cierto que estos grupos son sensibles a las ideas de extrema derecha y se alimentan de ellas, pero ahora estas ideas tienen un papel secundario», añadió sobre lo que son las convocatorias a las protestas en redes sociales o servicios de mensajería como Telegram, donde «los jóvenes son presionados para emprender una lucha contra las autoridades».