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La UNR y la facultad de Arquitectura exponen una muestra para tener memoria sobre el Centro Clandestino de la Esma


Una exposición fotográfica muestra el rol que cumplió la ESMA como centro de detención y tortura durante la última dictadura cívico militar.

En el marco del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, la Universidad Nacional de Rosario inauguró una muestra denominada “Memoria Argentina para el Mundo. El Centro Clandestino de la ESMA”. La presentación se llevó a cabo en el SUM de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño. 

La exposición busca visibilizar el rol de la ESMA como uno de los centros de detención, tortura y exterminio más emblemáticos del terrorismo de Estado en Argentina. A través de material fotográfico, documentos y testimonios, se reconstruye la historia de este espacio, convertido hoy en un sitio de memoria reconocido internacionalmente. La muestra es parte de un esfuerzo conjunto por mantener viva la memoria histórica y promover la reflexión sobre las consecuencias de la violencia política en nuestra sociedad.

El rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci, destacó el compromiso de la comunidad universitaria con la memoria, verdad y justicia, una construcción colectiva que es sostenida a lo largo del tiempo, y subrayó la importancia de la presencia institucional en el acto como una muestra del compromiso de la UNR en la defensa de los derechos humanos y la democracia. 

“Celebramos hace muy poco tiempo cuatro décadas de vida en democracia y, en el país que supo salir de la dictadura como ningún otro en el mundo, paradójicamente vivimos una regresión que nos llevó a un lugar donde empezamos a discutir los fundamentos mismos del pacto democrático que nos permitió recuperar la vida en libertad”, explicó y agregó: “Hay que empezar a dejar que el corazón le gane un poco más seguido a la razón. De tanto resguardar y preservar la razón, nos volvimos muchas veces insensibles ante la injusticia, inconmovibles, solo capaces de abrazar el frío cálculo. Esa frialdad, esa insensibilidad, también muchas veces es el fundamento sobre el que se edifica esa construcción de odio que nos hace volver dramáticamente a los peores momentos de nuestro país. Estamos defendiendo lo que costó mucho dolor a la sociedad argentina: construir la posibilidad de reconocernos en el marco de una comunidad, la posibilidad de poder vivir y decir colectivamente nunca más”. 

Asimismo, Bartolacci reflexionó sobre como se trata este tema en las instituciones educativas y la necesidad de trabajar con los más jóvenes, que nacieron en democracia y que no vivieron las consecuencias directas de ese momento histórico. “Hay que trabajar más y más profundamente, que este tema esté presente en todos los trayectos de formación educativa en todos sus niveles, que las y los jóvenes puedan problematizar y vivenciar lo que significó para el país esta historia. No les estamos hablando de la manera que hay que hablarles en estos tiempos, por eso hay que pensar nuevas estrategias para seguir fortaleciendo la memoria y que ese período histórico tenga la importancia que merce”.

Mayki Gorosito, Directora Ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, compartió su emoción por estar en la Universidad Pública junto a autoridades, estudiantes y organismos de Derechos Humanos. Agradeció profundamente el apoyo recibido desde 2019 y destacó la importancia del museo en la transmisión de la memoria sobre los crímenes cometidos en el Centro Clandestino de Detención y Exterminio de la ESMA. En su intervención, subrayó que el Museo es una herramienta esencial para la democracia y la justicia, y mencionó el trabajo realizado durante los diez años de existencia de la institución, que se erige como un símbolo de la lucha por los derechos humanos en Argentina. “El Museo tiene la obligación de transmitir la memoria para el nunca más”, afirmó, resaltando su rol en la educación y en la construcción de consensos sobre la ética del nunca más.

Gorosito también destacó el reciente reconocimiento del Museo como parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, lo que considera una gran protección institucional para seguir transmitiendo la verdad y la justicia. Resaltó la relevancia de las mujeres en la ESMA, especialmente en el contexto de los crímenes sexuales cometidos en ese lugar, y expresó su agradecimiento a las sobrevivientes que contribuyen al trabajo del museo como testimoniantes en los juicios de lesa humanidad. Enfatizó la urgencia de continuar con este trabajo en tiempos complejos, llamando a todos a seguir comprometidos con la memoria, la verdad y la justicia. “Falta mucho por hacer y ahora lo tenemos que hacer con más premura y urgencia por los tiempos que nos tocan”, concluyó.

Por su parte, la encargada del Área de Derechos Humanos de la UNR, Paula Contino, valoró el acompañamiento de los presentes y resaltó la presencia de una gran cantidad de estudiantes. “Buscamos poder establecer un diálogo intergeneracional como una de las misiones de nuestras políticas de Derechos Humanos. Hoy nos reunimos en este acto abierto de memoria como un ejercicio intencional que nos guía en el deseo de prevenir las causalidades históricas y, sobre todo, nos impulsa un ansia deliberada de justicia. Se trata de una decisión consciente de no olvidar, como imperativo ético y como resistencia a los relatos negacionistas que relativizan y niegan, particularmente el número de las víctimas, nuestros 30000, y los juicios ejemplares de la humanidad que alumbran en Argentina y en el mundo. Estas acciones se muestran como parte de operaciones discursivas, junto al desmantelamiento sistemático de las políticas de memoria en nuestra ciudad y país”.

El Secretario de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, Emilio Jatón, explicó que las políticas de memoria, verdad y justicia ‘están más vivas que nunca’ y que se está trabajando intensamente, continuando aportando pruebas a los tribunales federales. “Los equipos de memoria siguen buscando evidencia, y este año habrá nuevos juicios en Santa Fe y Rosario. Estas acciones son contracíclicas con lo que sucede en otros lugares, y las políticas están vivas gracias al trabajo en la rehabilitación y activación de los espacios de memoria. Ejemplo de ello es la Seccional Cuarta en Santa Fe, que estaba cerrada cuando llegamos y hoy está más viva que nunca, recibiendo a 3.500 personas en los últimos meses. También se están realizando actividades como presentaciones de libros y obras teatrales. Este domingo, presentaremos la primera etapa de la reconstrucción de la Quinta de Funes, y estamos trabajando para que la Calamita forme parte de los edificios provinciales”. 

Por último, el decano de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño, Pedro Ferrazini, ratificó el rol de la educación universitaria, y recordó que esta unidad académica participa desde hace años en distintos procesos, brindando su granito de arena para fortalecer la memoria colectiva. “Creemos que la Universidad es el ambiente propicio, casi natural, para discutir con datos, con conocimiento, con ciencia, cuál es el siguiente paso de cómo tenemos que seguir, agitando esta temática en nuestro día a día porque para poder decir nunca más, creo que tenemos que seguir construyendo desde la memoria hacia el futuro”.

Como parte de las actividades, docentes y estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades y Artes realizaron una intervención de serigrafía sobre pañuelos, que serán distribuidos para la marcha del 24 de marzo. 

El Centro Clandestino de la ESMA

Durante la dictadura cívico-militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, las Fuerzas Armadas recurrieron a la violencia criminal extrema, al margen de toda legalidad, como método político de eliminación de la oposición y de control y disciplinamiento de la población.

Se implementó un plan sistemático de detención, tortura y exterminio que provocó la desaparición forzada de 30.000 personas a través de una red de más de 700 Centros Clandestinos de Detención, miles de presas y presos políticos y exiliados, la apropiación de más de 500 niñas y niños nacidos en cautiverio, la censura, la persecución política, la propaganda y la instalación del miedo.

El terrorismo de Estado fue un proyecto político, militar, económico y social. La Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) fue una parte fundamental de ese aparato represivo.

La ESMA era un conjunto notable de más de 30 edificios distribuidos en 17 hectáreas, ubicados en el barrio de Núñez de la ciudad de Buenos Aires. Entre 1976 y 1983, en el Casino de Oficiales de la ESMA se instaló un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Extermino. Todo el resto de las instalaciones del predio estuvieron al servicio de la represión ilegal.

En el Centro Clandestino de la ESMA, oficiales y subalternos pertenecientes a la Armada Argentina secuestraron a más de 5000 personas, llevaron a cabo un plan de robo de bebés nacidos en cautiverio, ejercieron violencia sexual y de género, sometieron a grupos de personas detenidas-desaparecidas a trabajos forzados de diversa índole, y organizaron la apropiación de bienes muebles e inmuebles de las víctimas.

Por su dimensión edilicia y operativa, por su ubicación en pleno núcleo urbano, por la convivencia de los marinos con las personas detenidas-desaparecidas y por la variedad y complejidad de los delitos cometidos, el Centro Clandestino de la ESMA trascendió sus fronteras políticas y geográficas para convertirse en una referencia internacional como caso emblemático de las características del delito de desaparición forzada de personas, considerado hoy por Naciones Unidas como crimen de lesa humanidad.