Ciudad

“La universidad pública te transforma la vida”, dijo la rosarina que forma parte de una de las orquestas más emblemáticas de Europa


Una egresada de la Escuela de Música, que actualmente forma parte de la Opera Garnier de París y en Versalles, resaltó el valor que tuvo la UNR en su formación profesional

Agustina Michati, graduada de la Escuela de Música de Universidad Nacional de Rosario, forma parte del equipo de músicos que conforman la Opera Garnier de París y en Versalles.  “Estudiar en la UNR me abrió la cabeza, me preparó para que hoy pueda estar en este lugar”, explicó. 

La flamante Licenciada en Flauta Traversa, fue distinguida como mejor promedio de su año. “Siempre defiendo a la universidad pública, porque nos da a todos la posibilidad de estudiar. Puedo decir que sin su existencia yo no habría podido estudiar música y hacer lo que me gusta. Aprendí mucho durante la carrera, creo que me dió las bases para que pueda crecer musicalmente (y pueda competir a nivel internacional con otros músicos) como también personalmente”.

La Escuela de Música tiene una gran tradición en la formación de profesionales que se han destacado en distintas partes del mundo. En este sentido, Agustina recordó cómo fue la elección de la carrera y como en muchas ocasiones las personas suelen subestimarla. “Hay veces que personas que están ajenas a estos intereses creen que esta carrera es sencilla, que es solamente sentarse a tocar un instrumento y nada más. Pero no es así, diría que es de las más difíciles, tenemos muchas materias teóricas y además tocar nuestro instrumento unas cuatro horas al día. Es una formación que te lleva muchísimo tiempo”. 

La carrera dura siete años, conformados por dos de nivelación y cinco propios de la licenciatura del instrumento. “Yo comencé a practicar muy fuerte los dos últimos años de la escuela secundaria. Es una carrera exigente, pero te prepara de la mejor manera y te da una disciplina musical que es muy difícil de encontrar en otro lado”. 

Agustina afirmó que el recorrido realizado dentro de la Escuela de Música es lo que la convirtió en una artista, ya que la formación integral la nutrió y le hizo conectarse con la música de una manera diferente. “Yo tenía compañeros que en los primeros años se quejaban de que había que rendir varias materias teóricas, como filosofía, sociología, psicología. Pero a mi esas asignaturas siento que fueron las que hoy me formaron para salirme de la caja”, resaltó y agregó: “Creo que el estar en una universidad pública fue lo que me abrió muchísimo la cabeza, tener compañeros de todas partes, con realidades distintas. Por otro lado, tuve materias como armonía, história, análisis, que también me sirvieron mucho, y me di cuenta a partir de las experiencias que tuve en otros lugares que no es normal tener este tipo de formación. En otras partes el músico solamente se dedica a estudiar el instrumento, y acá la formación es vista de una manera más completa. Haber estado en la UNR a mi me dió herramientas para pararme desde otro para hacer un concurso para un orquesta, a la hora de tener que hacer una audición, etc”. 

Otro punto que destacó Michati es la relación docente y estudiante, fundamental en el progreso y crecimiento del músico en la carrera. “Hay muchos docentes que se nota que aman dar clases, que están ahí para que vos aprendas, sobre todo en un proceso como es la música. Eso muchas veces es un diferencial muy importante”. 

Sumando experiencias únicas

Cuando Agustina estaba terminando su carrera, audicionó para la Orquesta Académica del Teatro Colón en Buenos Aires y logró formar parte de ella. “Eso me abrió muchas puertas, pero no me podía ir sin el título. Así que hice la tesina de grado mientras vivía esa experiencia, repartiendo mis tiempos entre allá y acá”.

La licenciada en Flauta Traversa destacó la influencia de un docente de la UNR, cuya enseñanza fue clave para que se animara a viajar a Europa. “Tuve un docente, el cual ya está jubilado, del que fui una de sus últimos estudiantes. Él había estudiado en Francia y nos dio el mismo programa que había realizado allá, lo que me hizo salir de la facultad preparada para afrontar un desafío internacional. Si no fuera por lo que aprendí en ese momento, no creo que hubiera podido realizar la audición en Europa, porque la exigencia de la Escuela de Música es muy alta, algo que no sucede en todos lados”.

Además del Teatro Colón, Agustina trabajaba en otra orquesta en Buenos Aires, pero a principios del año pasado perdió ese empleo. En lugar de verlo como un obstáculo, lo tomó como una oportunidad. “Me saqué un pasaje y me fui a las tres semanas, sin nada, para Francia, ya que yo quería seguir estudiando allí por la experiencia que tuvo mi profesor. En el camino conozco a Aníbal Sierra, que fue el primer estudiante de este docente y también es egresado de la UNR, y que estaba actualmente en París. Le hablé y me invitó a audicionar a su conservatorio”.

Lejos de quedarse con una sola opción, Agustina envió solicitudes a ocho conservatorios más. “Yo quería vivir la experiencia a pleno, si me iba mal en la primera audición, quería tener más posibilidades. Yo estudio flauta moderna y flauta barroca, dos carreras distintas. Hice la audición y quedé en un conservatorio que está muy bien posicionado”.

Durante esa prueba, el jurado estaba compuesto por profesores de distintos conservatorios, lo que le abrió la puerta a una nueva posibilidad. “Justo se liberó una plaza para la orquesta académica de la Ópera Garnier de París, y me recomendaron porque me vieron en esa audición. A las dos semanas estaba ensayando ahí, sinceramente no entendía cómo había pasado todo tan rápido: cuando llegué no tenía ni dinero como para hacer la visita guiada y unos días después estaba ingresando por la puerta de los artistas. Es un sueño hecho realidad”, comentó y agregó: “Acá tenemos mucha formación en tocar en ensamble y en orquesta, y eso me jugó a favor porque, si bien considero que hay compañeros que tocan mejor que yo, quedé como flauta uno por la experiencia que adquirí previamente”.

El título de la UNR también le brindó nuevas oportunidades laborales. Además de tocar en esta prestigiosa ópera, Agustina da clases en un conservatorio de música y ha sabido adaptarse a los desafíos. 

Sin embargo, su recorrido no se detuvo ahí. Fue convocada por el Centro de Investigación de Música Antigua de Versalles y terminó tocando también en ese espacio. “Para mí eso fue una linda sorpresa porque me gusta mucho tocar música antigua e investigar. Eso también se lo debo a la facultad, porque tuve un profesor de Historia de la Música que nos insistió en estudiar en profundidad el barroco francés y el estilo de esa música, lo que me ayudó a especializarme en eso”.

Para finalizar, dejó un mensaje para quienes recién comienzan su camino en la UNR. “No tengan miedo de seguir lo que a cada uno le gusta. A mí todo el mundo me decía que eligiera otra carrera aparte porque esto era muy difícil, pero creo que hay que perseguir los sueños. Sí se hace lo que a cada uno le gusta, el resto llega. La Universidad te abre la cabeza, te transforma la vida”.