Los trabajadores bregan por terminar el conflicto que se extiende desde su creación
Los trabajadores bregan por terminar el conflicto que se extiende desde su creación
Desde el momento en que los trabajadores del supermercado Tigre ocuparon las instalaciones del establecimiento de calle Tucumán 1349 y crearon el Centro Cultural La Toma comenzaron los reclamos por una hipoteca adeudada de 1996, cuando el terreno todavía pertenecía a la cadena desaparecida.
En mayo de 2019, se pidió a partir de unos fondos residuales bancarios la herencia de la titularidad que se abone esa hipoteca, de 27 años atrás, y por eso pidieron el desalojo de La Toma.
Carlos Ghioldi, el máximo referente de la cooperativa que administra el lugar, en comunicación con CLG aseguró que los trabajadores plantean un plan de lucha contra “la pretensión arbitraria, irracional, ausente totalmente de fundamento y por el interés especulativo”.
El cooperativista destacó que todo el frente sindical de Rosario rechazó el desalojo y a ellos, se les sumó el Concejo Municipal, la Cámara de Diputados de Santa Fe y de la Nación. “Los poderes legislativos recomiendan una salida negocida y que el Estado asuma la titularidad de la hipoteca impaga”, reveló y agregó: “Estos rechazaron el desalojo por la función social que cumplimos los trabajadores acá”.
La propuesta de que el Estado se haga responsable nació del ex ministro de Justicia, el Dr. Juan Lewis y Lifschitz asumió que es la salida más racional, pero Ghioldi sostuvo que “lamentablemente” un par de abogados “niegan a considerarlo”: “Desde nuestra parte hemos dicho que no vamos a acatar ninguna pretensión desalojo. Los trabajadores hemos dados sobradas muestras de no buscar el lucro de unos pocos sino el beneficio colectivo”.
En La Toma se desarrollan actividades sociales de la Universidad Nacional de Rosario, así como también múltiples políticas de inclusión social municipales y provinciales. “Nosotros asumimos los costos edilicios para que se desarrollen este tipo de políticas”, lanzó el referente del centro cultural.
“No buscamos el lucro, ni acrecentar cuentas bancarias que no se sabe dónde están”, disparó Carlos Ghioldi que no se detuvo y fulminó: “Hay gente que le gusta hacer plata sin poner una moneda y sin trabajar”.
Profundizando la cuestión social de La Toma, el integrante de la cooperativa, puso a disposición el lugar para que las nuevas autoridades electas luchen contra el hambre y propuso la instalación de un comedor popular o para adultos mayores.
Sobre el final fue claro y aseveró que la “lucha y la utilización social y solidaria” seguirá ya que: “Si en 18 años no pudieron desalojarnos, no nos van a desalojar nunca”.