María Elena Leuzzi, la titular de la ONG que denunció los presuntos casos de abusos a divisiones inferiores de River Plate, dijo haber recibido amenazas en las últimas horas.
La responsable de Ayuda a las Víctimas de Violación (Avivi) contó que recibió llamados telefónicos para que «terminara» con el tema.
Incluso, relató que este martes a la madrugada la policía entró a su casa en la madrugada por un falso llamado al 911, en el que decían que estaba muerta.
«Esta madrugada alguien llamó al 911 y la policía de mi zona, en la localidad de Virreyes, partido de San Fernando, vino a mi casa porque dijeron que estaba muerta. Desde entonces estoy encerrada, porque no tengo garantías para salir, no me voy a inmolar», señaló Leuzzi.
En declaraciones formuladas a Radio Delta, le apuntó a la barra brava del club: «Deben cobrar guita para asustarme. Les digo que estoy haciendo mi laburo. Ellos cobran por ser matones y yo por defender a un niño».
Se conoció el juzgado y River se puso a disposición
El juzgado en lo Criminal y Correccional Número 27 quedó a cargo de la causa por los presuntos abusos en la pensión de River.
Según trascendió, el titular a cargo es el magistrado Alberto Baños, pero que en la actualidad es subrogado por su colega Yamile Bernan, quien dispuso el secreto de sumario.
En tanto, River se puso a disposición de la Justicia a través de una presentación que realizara Viviana Migliaccio, quien representa al club en el caso.
«Me pongo a disposición del juzgado y por mi intermedio a todo su personal y dirigencia en cuanto estime y a los efectos de aportar todos los datos o información que esté a nuestro alcance y que entienda necesaria para contribuir al esclarecimiento de tales hechos», dice el escrito que fuera recibido en la Fiscalía Núñez-Saavedra.
De acuerdo a una denuncia efectuada por una médica, asesorada por Avivi, una persona transgénero ingresaba y salía del club y que tenía contacto con los menores de la pensión, a los cuales sacaba para que sean explotados sexualmente.
Siempre de acuerdo al relato de esta mujer, que trabajó en River entre 2004 y 2011, ella narró el hecho de manera interna en la institución pero le pidieron que hiciera la vista gorda.