Por Lic. Victoria Zorraquin (*)
Sin educación no hay desarrollo de las capacidades humanas, no hay posibilidad de crecimiento de las personas y en consecuencia, de las sociedades que conforman un país, una Nación. Sin educación no hay posibilidad de innovación y desarrollo sostenible en el tiempo. No es casualidad que por primera vez en su historia el Foro internacional G20, que tendrá lugar en Argentina durante este mes de noviembre, le haya otorgado un lugar central a la discusión de la política educativa.
Los demás ejes que se van a abordar en el G20, como son el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y la búsqueda de un futuro alimentario sostenible, no será posible sin enfrentar el desafío que implica empezar a pagar la deuda que el mundo tiene con la educación. De acuerdo a un documento presentado por la Comisión Internacional sobre la Financiación de las Oportunidades para la Educación Mundial, unos 263 millones de niños y jóvenes no van a la escuela y 25 millones nunca han ido a clase. Y ya se estima que más de dos tercios de los niños en edad escolar en países pobres no lograrán superar la educación primaria en el 2030, y otro dato no menos es que el número de niñas que no empieza la escuela es el doble que el de niños.
Cada niño/niña en cada rincón del mundo tiene derecho no solo a asistir a clase, sino a una educación de calidad, porque gran porcentaje de los que asisten a la escuela no alcanzan el mejor aprendizaje debido a un sistema educativo que no logra adaptarse a estos tiempos, a las nuevas necesidades e intereses de los alumnos. Es hora de comenzar a pensar y aplicar políticas que tiendan puentes entre el presente y el futuro de la educación, para esto se necesita virar el timón y encaminar los procesos de generación de conocimiento con un único objetivo: «el fortalecimiento e innovación de las instituciones educativas». ¿De qué forma? Puede haber muchas ideas:
1. Consensuando un plan integral de educación que supere los términos de las políticas partidarias.
2. Articulando el trabajo del sector público y privado para lograr más aprendizajes para más alumnos por más tiempo.
3. Continuando con la expansión del nivel inicial y fortaleciendo la atención de la primera infancia.
4. Profundizando en un Sistema Nacional de Información y Evaluación Educativa que nos diga con claridad adonde estamos para decidir adonde queremos ir.
5. Abriendo los límites de la escuela y permitiendo el ingreso de nuevas tecnologías que faciliten el aprendizaje tanto para los docentes como para los alumnos.
6. Brindando actualización docente en busca de nuevos modelos educativos, de nuevas formas de enseñanza, de nuevos paradigmas.
7. Repensando desde la base la formación de nuevos docentes, que traspasen el aula y se adapten a las nuevas generaciones de estudiantes.
8. Transformando la educación secundaria en lugares de ‘realidades’ y no de ficciones. Los alumnos no quieren más como si. Quieren y necesitan aprender haciendo, involucrándose en la realidad de su entorno. Quieren y necesitan trabajar en proyectos desafiantes guiados por docentes que se apasionen con ello.
(*) Licenciada en Ciencias de la Educación. Especialista en Gestión Educativa. Directora de Escuelas Agrarias y Rurales de la Subsecretaría de Desarrollo Territorial del Ministerio de Agroindustria.