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La samba, el carnaval y ahora la caipirinha: Río de Janeiro tiene otro emblema


La caipirinha, la bebida más representativa de Brasil en el mundo, fue declarada como Patrimonio Cultural, Histórico e Inmaterial del Estado de Río de Janeiro, en un decreto publicado este jueves en el Boletín Oficial local.

Pese a tratarse de una bebida típica en los 27 estados de Brasil, y cuyo origen es atribuido a San Pablo, el gobernador carioca, Wilson Witzel, decidió declarar a la bebida hecha con cachaza, hielo, azúcar y limón como un patrimonio de su Estado, informó la agencia EFE.

«Queda declarada como Patrimonio Cultural, Histórico e Inmaterial del Estado de Río de Janeiro la caipirinha, bebida símbolo de Brasil», determinó el gobernador en su decreto.

Para Witzel, así como para cualquier turista extranjero, la caipirinha es tan emblemática de Río de Janeiro como la samba, el carnaval o el Corcovado.

La ley sancionada fue propuesta por el diputado Paulo Ramos y aprobada por la asamblea legislativa del Estado de Río de Janeiro en 2018, cuando se conmemoró el primer centenario del famoso cóctel.

«La caipirinha es un movimiento cultural y una forma de identificación de Río de Janeiro», justificó Ramos en la propuesta de la ley finalmente sancionada y que se reconoció un apasionado por la bebida.

Las autoridades de Río de Janeiro fueron las primeras en declarar a la caipirinha como patrimonio pese a que la bebida, según coinciden los historiadores, nació en el interior del vecino Estado de San Pablo en el siglo XIX, y solo llegó a Río de Janeiro en el siglo XX.

La declaración, igualmente, ignora que los principales productores de la cachaza, el aguardiente de caña de azúcar que sirve de base a la bebida, están en San Pablo y Río de Janeiro.

La caipirinha es el único cóctel brasileño reconocido internacionalmente por la International Bartenders Association (IBA), lo que le garantiza una certificación de origen.

Las autoridades brasileñas adoptaron cuidados para garantizar los derechos sobre la bebida hasta el punto que en 2019 el entonces presidente Lula da Silva, publicó en el Boletín Oficial un decreto en el que estableció por ley la receta del cóctel.

Tales normas, por las que se formaliza su registro ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), tienen por objetivo dejar claro que la caipirinha y la cachaza son productos brasileños y evitar que empresas extranjeras las utilicen como marcas en el mercado internacional.

El decreto de Lula estableció que sólo puede ser llamada caipirinha, «bebida típica de Brasil», la bebida elaborada con cachaza, limón y azúcar que tiene entre un 15% y un 36% de volumen en graduación alcohólica y que es servida a 20 grados celsius.

La norma, que dejó en claro que la cachaza tiene que ser producida en Brasil, agregó que está permitida que se le agreguen aditivos y agua para que la graduación alcohólica esté en el nivel exigido.

Tal decreto, por lo mismo, no consideró como caipirinha las variaciones que han surgido y se han popularizado, y en las que la cachaza es sustituida por vodka o por ron, y el limón por diferentes frutas.

Así se hace una caipirinha