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“La residencia de la Universidad Nacional de Rosario fue mi segunda casa”


La flamante médica Sofía Juárez reconoce que la vida en la residencia y los beneficios estudiantiles le permitieron culminar la carrera y cumplir su sueño

Sofía Juárez tiene 26 años, nació en Palo Santo, una ciudad a 140 km de Formosa capital y su sueño era ser médica. Hija de una maestra jubilada y un empleado público, en 2018 vino a Rosario a conocer la Facultad de Ciencias Médicas y le encantó, así que se mudó junto a su hermana con la que estudió toda la carrera. Ambas se recibieron este año.

Dice que el plan de estudios es excelente y que durante los cinco años disfrutó de los seminarios, laboratorios y talleres para materias extracurriculares. También le tocó atravesar la pandemia, pero pudo seguir. En el año 2022, cuando se abrió la inscripción para la residencia “Ismael Bordabehere”, se anotó y fue aceptada, algo que agradece porque su familia ya no podía continuar sosteniendo el alquiler particular.

“Estoy muy agradecida con la residencia por abrirme las puertas porque fue mi segunda casa durante tres años”, resalta. Dice que todos fueron muy amables, desde los recepcionistas, la encargada Manuela, el gabinete psicopedagógico que fue de gran ayuda y los amigos que hizo. Afirma que “la residencia te ofrece de todo”: cocina, un punto digital con una sala de computadoras conectadas a internet, una sala de estudio, un quincho y espacios de recreación.

Entre los beneficios que tiene la Universidad para los estudiantes, destaca la Biblioteca del Área Salud en Córdoba y Francia, los Comedores Universitarios a los que concurrió durante la carrera, especialmente el del centro, muy cerca de la Residencia y el Gimnasio.

“Nada de esto hubiera sido posible sin la educación pública”, destaca y cuenta que sus padres “están felices, emocionados” porque  fueron muchos años de acompañamiento. “A veces uno salía mal en los exámenes y ellos estaban ahí, al pie del cañón diciendo  que había que seguir adelante.”

En febrero comenzará la práctica final obligatoria que lleva nueve meses en Formosa gracias a que la UNR tiene convenios con los hospitales de la capital. Luego va a realizar la especialización en pediatría. Su hermana, en cambio, se decidió por neurología.