Un peligro inesperado para la vida urbana: las experiencias psicóticas son más comunes entre los adolescentes expuestos a los niveles más altos de dióxido de nitrógeno y otras formas de contaminación del aire, según un nuevo estudio. Los óxidos de nitrógeno, incluido el dióxido de nitrógeno, son contaminantes que provienen de tubos de escape, que ingresan al aire debido a la quema de combustible, según un informe publicado en CNN.
“Uno de los hallazgos más consistentes en las últimas décadas ha sido un vínculo entre las ciudades y la psicosis”, dijo el martes Joanne Newbury, autora principal del estudio e investigadora postdoctoral en el King’s College de Londres.
“Los niños que nacen y se crían en entornos urbanos versus rurales tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar psicosis en la edad adulta”, asegura la investigadora.
Una asociación, pero no una relación causa-efecto
Para el estudio, publicado el último miércoles en la revista JAMA Psychiatry, Newbury y sus coautores exploraron si las experiencias psicóticas son más comunes entre los adolescentes expuestos a niveles más altos de contaminación del aire. Utilizaron datos de un estudio con más de 2.000 participantes, todos nacidos en Inglaterra y Gales en 1994 y 1995.
Los investigadores han dado seguimiento a cada niño repetidamente a los 5, 7, 10, 12 años y más recientemente a los 18, explicó Newbury. Se les preguntó en una entrevista privada: “¿Alguna vez escuchaste voces que otras personas no pueden escuchar? ¿Pensaste que te estaban siguiendo o espiando?”.
La doctora Helen Fisher, coautora del estudio y profesora adjunta de Psicopatología del Desarrollo en el King’s College de Londres, dijo el martes que “cuando hablamos de experiencias psicóticas, estamos hablando de personas que están experimentando cosas como escuchar o ver cosas que otras personas no ven o sentirse muy paranoico”.
Dichos síntomas, que “en realidad son bastante comunes en la población general”, dijo, se consideran “una forma más leve o menos extrema del tipo de síntoma psicótico como alucinaciones o delirios que vemos en personas que experimentan trastornos psicóticos como la esquizofrenia”. 30% de los adolescentes reportaron al menos una experiencia psicótica entre los 12 y los 18 años.
Luego, los investigadores reunieron datos de emisiones cada hora de los sitios de monitoreo para evaluar los niveles de contaminación en los lugares donde cada adolescente pasaba más tiempo: domicilio y otros dos lugares como la escuela.
Las experiencias psicóticas fueron significativamente más comunes entre los adolescentes en el cuartil más alto de exposición a la contaminación, incluso después de que los investigadores explicaran los factores que también podrían estar relacionados con la psicosis, como fumar cigarrillos, la dependencia al cannabis y los niveles de delincuencia en los vecindarios.
Los adolescentes expuestos a los niveles del cuartil superior de dióxido de nitrógeno, óxidos de nitrógeno y partículas (PM2,5, partículas finas inhalables derivadas de humo químico) tuvieron 71%, 72% y 45% más probabilidades, respectivamente, de experiencias psicóticas comparadas con los expuestos a los niveles del cuartil más bajo.
“Las probabilidades aumentan gradualmente a medida que se mueve de lo rural a los suburbios y a los entornos urbanos”, dijo Newbury, y los adolescentes que viven en los “entornos más urbanos” tienen “94% más probabilidades de experiencias psicóticas en comparación con los que viven en entornos rurales”. Newbury advirtió que esto no es una relación de causa y efecto sino una asociación entre la contaminación del aire y la psicosis.
Aunque el tráfico vehicular es responsable de la mayor parte de la contaminación del aire estudiada, Fisher dijo que “realmente podría ser la contaminación acústica lo que explica lo que está sucediendo aquí”. El ruido interrumpe el sueño y causa estrés, y ambos están asociados con experiencias psicóticas, explicó.
Sin embargo, si la contaminación del aire está causando psicosis, Fisher especula que los gases y las partículas podrían estar causando inflamación del cerebro, lo que investigaciones previas sugieren que podría estar relacionado con la psicosis. Los contaminantes también podrían “atrofiar el desarrollo del cerebro” durante períodos sensibles, que podrían estar relacionados con la psicosis, dijo Fisher: “El 75% por ciento de todos los problemas de salud mental comenzarán durante este período de la adolescencia, así que es un período realmente bueno para comenzar y evitar algunos de esos problemas a largo plazo”, sostiene.
¿Qué hacer con los hallazgos?
El doctor Jim van Os, profesor y jefe de la División Cerebral en el Centro Médico Universitario de Utrecht, escribió en un correo electrónico que el documento es “bueno” pero que carece de rigor.
El hallazgo es “altamente sensible a la prensa” y “extraído de un estudio con miles de variables, literalmente”, anotó Van Os, quien ha investigado y explorado la psicosis, pero no participó en la nueva investigación. En el mejor de los casos, es “una hipótesis para examinar en trabajos futuros. En ausencia de replicación no significa mucho y es muy probable que sea un hallazgo falso positivo”.
Sophie Dix, investigadora cognitiva y directora de Investigación en MQ, una organización sin fines de lucro que financia investigaciones de salud mental, dijo al Science Media Center que “hay más trabajo que debe hacerse con este estudio”.
“No hay evidencia de que la contaminación cause necesariamente psicosis o si este es uno de los muchos factores o actúa de manera aislada”, dijo Dix, quien no participó en la investigación. “Hay una imagen más amplia aquí, pero eso no disminuye la importancia de estos hallazgos y el potencial que se desprende de esto”.
Stefan Reis, quien dirige la Unidad de Química y Efectos Atmosféricos en el Centro NERC de Ecología e Hidrología, una organización de investigación, dijo a Science Media Center que “el estudio hace una valiosa contribución al creciente cuerpo de evidencia de que la contaminación del aire puede afectar más que sólo salud cardiovascular y respiratoria”.
Reis, que no participó en el estudio, dijo que otras variables que vale la pena explorar podrían incluir “el logro académico en las etapas tempranas de la vida y el deterioro cognitivo en la vejez debido a la exposición temprana a la contaminación del aire”. Él llegó a la conclusión de que es importante comprender mejor “cómo se relaciona la contaminación del aire con los resultados de salud mental, lo que en el futuro podría tener implicaciones para las políticas de calidad del aire”.
Marianthi-Anna Kioumourtzoglou, profesora asistente en el Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública Mailman, de la Universidad de Columbia, escribió en un editorial al lado del estudio que “las exposiciones a la contaminación del aire son omnipresentes en los entornos urbanos”, pero son “modificables y pueden reducirse mediante una rigurosa acción reguladora”.
“Es especialmente importante identificar otros factores que podrían mejorar potencialmente las consecuencias de la contaminación del aire para proteger la salud humana”, dijo Kioumourtzoglou, quien no tuvo ningún rol en la nueva investigación. “Estos podrían ser factores de estilo de vida, nutricionales o del vecindario”.
“A medida que la población mundial se está volviendo cada vez más urbana, es de suma importancia incorporar la salud ambiental pública en las decisiones de planificación urbana”.
En palabras de los autores del estudio: “Dado que el 70% de la población mundial será urbana para 2050, el descubrimiento de los mecanismos que vinculan el entorno urbano con la psicosis y el desarrollo de intervenciones preventivas constituye una prioridad de salud urgente”.