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La otra pasión del baterista de Metallica: coleccionar obras de arte


Tiene pinturas valuadas en millones de dólares. En 2008, se desprendió de un Basquiat

Lars Urlich, el baterista danés de Metallica, no solo se destaca por aporrear con ganas el doble bombo con el que marca el pulso de la banda de hard rock más influyente de las últimas tres décadas, sino que también lo hace como avezado coleccionista de arte.

Su gusto y pasión por el arte es algo que heredó de su padre y que desarrolló al mismo tiempo que sus habilidad con las percusión, y es que cuando salía de gira con la banda, solía aprovechar su tiempo libre para recorrer las galerías en busca de nuevas obras.

A través de subastas comenzó a adquirir sus propias piezas, algunas, incluso, que le habían pertenecido a su familia cuando él era joven pero que se habían vendido.

«Teníamos arte por toda la casa cuando era niño. Ha sido una de mis pasiones durante 20 años. Es un área donde puedo ser yo mismo. No es como estar en Metallica o ser el baterista de una banda de rock», señaló Urlich en entrevista para Stereo Warning.

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Incluso el baterista ha señalado que estar fuera de Metallica con un pasatiempo completamente diferente lo benefició.

«Soy aceptado por lo que soy en los círculos artísticos. Me encanta ir a espacios artísticos, galerías y casas de subastas. Es genial porque no tiene nada que ver con Metallica. Es mi santuario«, reconoció Urlich.

De acuerdo con una publicación de el Universal, una de las primeras piezas que adquirió fue de uno de los pioneros y ahora iconos de art pop, Andy Warhol, una litografía de tres manzanas que sus padres vendieron tras su divorcio y Urlich pudo recuperar.

Pero uno de los momentos cumbre de su coleccionismo fue cuando, en 2008, vio en él la oportunidad de obtener ganancias, sobre todo por la gran y representativa obra que poseía. Se trataba del Untitled (Boxer), del fallecido pintor, y representante del arte popular con sus graffitis Jean Michel Basquiat. 

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«Por supuesto que es un momento algo vergonzoso para vender, pero siempre he tomado las oportunidades», le dijo el músico al New York Times en aquella oportunidad antes de subastar la obra a través de la casa Christie’s.

Pero Ulrich, además de ser un conocido coleccionista también se ha ganado fama de un excelente subastador. En 2002 vendió cinco obras de Basquiat para una subasta, en las que incluyó  a Profit I (1982) por la que pagaron 5.5 millones de dólares, por lo que Untitled (Boxer) tras venderse en US$12 millones fue la obra por la cual más dinero se pagó del artista.

Ulrich admitió que siente nostalgia por las pinturas de las que se desprendió, «pero también es un ejercicio que me obligo a hacer porque no eres dueño del arte. Los artistas son dueños del arte. Solo tienes que disfrutarlo por un tiempo. Se convierte en un tiovivo, y tengo para continuar exhibiendo estas pinturas. Hay poco arte que acumulé. Tuve 10 o 15 años excelentes con algunas de estas pinturas y ahora es el momento de obtener más».