La Organización Mundial de la Salud (OMS) creó una herramienta para contener la propagación de la resistencia a los antibióticos y lanzó este martes una campaña global para que los gobiernos la adopten.
«La resistencia a los antimicrobianos es uno de los riesgos contra la salud más urgentes de nuestra época y amenaza con deshacer un siglo de progreso médico», advirtió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al presentar la campaña, que fue llamada con el acrónimo inglés «AWaRe», que significa «ser consciente de algo» o «estar informado».
Para contener la resistencia antimicrobiana «creciente y hacer un uso más seguro y efectivo de los antibióticos», la OMS los clasificó en tres grupos.
El primer grupo son los antibióticos «de acceso», es decir aquellos que se administran para tratar las infecciones más comunes y graves; en el segundo grupo están los antibióticos «bajo vigilancia», que deberían estar siempre disponibles en el sistema de atención médica y, por último, figuran los «de reserva», que deben usarse con moderación o solo como último recurso.
La OMS estima que más del 50% de los antibióticos en muchos países se usa de manera inadecuada, como por ejemplo para tratar virus en lugar de infecciones bacterianas.
«El objetivo es aumentar la proporción del consumo mundial de antibióticos en el grupo de acceso al menos en un 60% y reducir el uso de los aquellos con mayor riesgo de resistencia que están en las categorías bajo vigilancia y de reserva», detalló el organismo internacional en un comunicado.
El uso de antibióticos en el primer grupo reduce el riesgo de resistencia porque son antibióticos de espectro reducido, que se dirigen a un microorganismo específico en lugar de a varios, explicaron.
«Todos los países deben lograr un equilibrio entre garantizar el acceso a los antibióticos que salvan vidas y disminuir la resistencia a los medicamentos, reservando el uso de algunos antibióticos para las infecciones más difíciles de tratar», dijo Ghebreyesus.
Una de las preocupaciones más urgentes para la OMS es la propagación de bacterias «gramnegativas resistentes», que se encuentran comúnmente en pacientes hospitalizados y causan infecciones como neumonía y meningitis. Cuando los antibióticos dejan de funcionar de manera efectiva, se necesitan tratamientos más costosos y admisiones hospitalarias.
«Ya empezamos a ver signos de una era posterior a los antibióticos, con la aparición de infecciones que no se pueden tratar con lo que tenemos disponible», advirtió Mariângela Simão, directora de Acceso a Medicamentos de la OMS.
Y agregó: «Debemos proteger estos valiosos antibióticos de última línea para asegurarnos de que aún podamos tratar y prevenir infecciones graves».