Opinión

La magia del fútbol que le hizo un caño a la realidad


Editorial CLG

¿Si se desinfla la redonda qué nos queda? Entre Rosario Central y River Plate, haciendo caños y gambeteando a tantas tristezas, estuvieron los hinchas de fútbol, y los que no lo son tanto, en esta noche de miércoles. Haciendo zapping a más no poder, entre un River con un plantel diezmado por el Covid, sin suplentes y con un Enzo Pérez insólita pero dignamente haciendo de arquero, y un Central que, de la mano del Kily, siguiendo el encuentro desde uno de los palcos del estadio de Banfield, dio cátedra de juego, esos hinchas y los que no lo son tanto tuvieron su fiesta en medio del infierno.

Aquellos para quienes el fútbol es apenas un deporte lejano, al que incluso miran con desdén, probablemente no podrán entender bien esto que se dice, pero ante tanta desgracia que padece la Argentina (y el mundo), ante tantas dificultades económicas, contagios, muertes y tanta infausta nueva que cada día arroja la realidad contra el apesadumbrado ciudadano común, noventa minutos de eso que hace fluir a raudales la adrenalina, que mueve multitudes, no dejó de ser una sana y hasta necesaria distracción en esta noche fría.

Por eso las palabras del “Muñeco” Gallardo, pronunciadas antes de comenzar el partido ante Santa Fe de Colombia, tienen sabor razonable: “La pandemia nos golpeó y claramente tuvimos problemas como otros equipos. Pero tenemos que afrontarlo, porque así son las reglas, y vamos a jugar con la mayor dignidad posible dentro de un partido atípico. La gente, más allá de un partido de fútbol, debe tener un montón de otros problemas en estos momentos. El sentimiento del hincha en general muchas veces pasa porque el fútbol le da momentos de felicidad o alegrías y tapan un montón de otras cosas. Esperemos que a toda esa gente los podamos hacer sentir orgullosos. Lo vamos a intentar”. Lo intentaron los muchachos de Gallardo y del Kily y lo lograron, ¡Y vaya si lo hicieron! Central le entró cinco (¡cinco!) pepones a Huachipato, y River 2 a Santa Fe. Victoria de los dos equipos, uno literalmente diezmado.

Beckham decía que “el fútbol no es un juego, es magia”, esa magia que en esta noche de miércoles sacó por unos minutos a tanta gente de este pozo profundo que se vive. La magia que le hizo un caño de antología a esta cruda realidad.