Opinión

La madre de todas las batallas: alineación precios-salarios


Por Vanesa Siley

En diciembre de 2020, en un encuentro del Frente de Todos en La Plata, junto a nuestro Presidente Alberto Fernández, Máximo Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner definió prioridades cuando formuló la premisa que debían alinearse salarios y jubilaciones con los precios de los alimentos y las tarifas.

Por aquel momento empezaba a notarse la recuperación de la actividad económica, a partir de la disminución de casos previo a la segunda ola, y Cristina insistió en la necesidad de que el crecimiento no fuera aprovechado únicamente por los sectores económicos concentrados.Aquí las dos caras de una misma moneda: el aumento desmedido de precios y la concentración económica.

La recuperación del poder adquisitivo del salario, eslabón clave en la generación de nuevos puestos de trabajo.

No hace falta ser economista para comprender que la realidad histórica de la Argentina nos demuestra que la rueda virtuosa del consumo en el mercado interno es la clave para el desarrollo económico.

Allí es donde pueden existir y expandirse las pymes, principales dadoras de puestos de trabajo registrado del sector privado. Lo clave para estas empresas es colocar sus productos en el mercado, venderlos.

Es así que junto a variables macroeconómicas favorables a la producción nacional y protección estatal, éstas empresas necesitan antes que nada trabajadores y trabajadoras, jubilados y jubiladas, que compren sus productos.

Vender más, producir más, contratar más. Cuando esto se produce de manera homogénea en la sociedad, es cuando se alinean ingresos y precios, cuando se fomentan límites a la concentración económica, cuando se reactiva la rueda virtuosa, así ganamos todos y todas.

El trabajo es el ordenador principal para desarrollarse plenamente en la vida.

La intención de Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal «and Company», de eliminar la protección contra el despido arbitrario cambiando el sistema indemnizatorio argentino, además de ser non sancta e inconstitucional (art. 14 bis C.N.), nunca funcionó en la historia, ya en 1996 Carlos Menem había presentado idéntico proyecto de Fondo de Cese Laboral.

Cabe la pregunta: ¿los años noventa terminaron con más o menos empleo?

Agregando a todo esto que un pilar fundamental del orden público laboral radica en la permanencia en el empleo, que el sistema indemnizatorio que lo garantiza permite el goce pleno del resto de los derechos, puesto que solo sabiendo que «mañana no te van a despedir» podés hacer uso de la jornada limitada, las vacaciones, las licencias, etc. Imagínate cómo cambiaría todo si vivieras con el miedo a ser despedido o despedida.

Por eso es macana que quitar derechos generan empleo, no sólo porque cada vez que se flexibilizaron leyes también se lo destruyó, sino porque es el modelo económico, productivo, industrial, de valor agregado con un Estado presente, lo que genera más trabajo. Y se empieza por el poder adquisitivo del salario.

Pero además de ser generador de riqueza, el trabajo es cultura, es añoranza, es capacidad para soñar y poder cumplir esos sueños. Tenemos que terminar de una vez por todas, argentinos y argentinas de bien, de considerar al trabajo como un costo, deshumanizando su función social y delimitando a conceptos utilitaristas las relaciones sociales.

El punto de partida.

El gobierno de Juntos por el Cambio, con Mauricio Macri, generó una brutal pérdida del salario real en el sector privado registrado, alcanzando el 20%.
Instaló la necesidad de discutir paritarias de manera permanente, más de tres veces al año.

Figuras como «cláusula gatillo» se instalaron en el léxico sindical (volver a discutir paritarias una vez al año y qué alcance, debe ser un objetivo a cumplir).
Todo debido a los constantes ajustes económicos generados a lo largo de 4 años en detrimento de las y los trabajadores argentinos que derivaron en el monumental endeudamiento y crisis económica.

Empezando por abajo y un problema planetario.

Para revertir esta situación, entre otras medidas, a partir del decreto 14/2020 el presidente Alberto Fernández, así como también había hecho Néstor Kirchner en 2004, decidió otorgar aumento salarial por decreto para recuperar el poder adquisitivo del salario.

De manera complementaria, otorgó bonos para jubilados y jubiladas, AUH y empleo público, ello junto al congelamiento de tarifas.

Luego de eso la pandemia, que afectó y sigue afectando al mundo entero.

En ese contexto, en nuestro país como en el resto de los países atravesamos una primera ola y una segunda ola de contagios masivos que tuvo lugar durante este año.

Un problema planetario, y dolores de la misma magnitud en todos los aspectos de la vida.
A raíz de la crisis por la pandemia, el Estado Nacional y la provincia de Buenos Aires trataron de generar la mayor certidumbre, ganar el mayor tiempo posible, a los fines de garantizar derechos:

1) Acceso a la salud: terminando hospitales, construyendo hospitales modulares en todo el país, proveyendo insumos y trayendo vacunas sostenidamente gracias al plan de vacunación federal más grande de nuestra historia.

2) El sostenimiento de las fuentes de trabajo con la asistencia vía REPRO, ATP y el Programa Preservar Trabajo, pagando parte del salario de las trabajadoras y trabajadores del sector privado. Podemos decir que a ningún argentino ni argentina le faltó una cama y que a diferencia de otros países de la región la desocupación no se multiplicó.

¿Esto fue suficiente? Claramente no.

La salida de la pandemia es también «un volver» a estas medidas de comienzo de 2020, pasito a pasito.

Nuestro Frente de Todos posee la consistente unidad del campo popular, no solo como variable de fortaleza, sino como camino de esperanza, con vocación de trabajo infatigable y con coherencia histórica.

Hacia allí nos dirigimos, hasta alcanzar la igualdad y felicidad de nuestro Pueblo.

(*) – Vanesa Siley es diputada nacional y candidata a renovar su banca por el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires.