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La madre de Antonella Trivisonno tras la inauguración de una calle con su nombre: “Nunca va a quedar en el olvido”


“Es un lugar donde la gente puede pararse un ratito en el lugar de mi hija y pensar su vida desde la entrega”, contó Silvia ante CLG tras el homenaje en la ahora ex calle 720 en la zona norte

Desde este último domingo una calle de Rosario lleva oficialmente el nombre de Antonella Trivisonno, la niña símbolo de la donación de órganos de la ciudad. Con una caminata desde el Monumento a la Bandera y con la decoración de la zona, los padres de Antonella lideraron este emocionante homenaje en la ahora ex calle 720 (paralela a Echeverría) en conexión con Luis Cándido Carballo.

La iniciativa partió del Concejo Municipal, que aprobó, a través de la concejala Daniela León, el proyecto presentado por un grupo de historiadoras de la ciudad que tiene por objetivo dar más visibilidad a diez personalidades femeninas -entre ellas Antonella- de la historia en los espacios públicos, renombrando calles en la ciudad.

La emotiva jornada de este domingo comenzó cerca de las 10 con una caminata convocada por la propia familia Trivisonno que partió desde el Monumento Nacional a la Bandera. La multitudinaria marcha recorrió la Calle Recreativa hasta llegar a la nueva calle Antonella Trivisonno, en la intersección con Av. Carballo.

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La zona mostró una colorida escena, con plantines y flores que fueron plantados por la propia familia de la nena. “El corazón nos explota de emoción”, había expresado Silvia, la madre de Antonella, en diálogo con CLG en la previa de la inauguración.

Y tras el conmovedor acto, este medio volvió a comunicarse con Silvia que rápidamente dejó en claro que fue un día con muchas emociones: “Vimos mucha gente, muchas asociaciones, ONGs, instituciones y eso queríamos remarcar, que la donación de órganos no es una decisión al final de nuestra vida sino que es un recorrido que uno hace, tiene que ver con lo que uno va dando día a día”.

“Ese trayecto -agregó- que fuimos haciendo es lo que más queríamos compartir y que la gente lo pueda vivir. No siempre tenemos que pasar las penas en soledad y hay mucha gente que está dispuesta a tender una mano”.

El momento de llegar a la calle fue un cruce de sensaciones para Silvia. Allí se encontró con las abuelas de Antonella, de 87 y 81 años. Alrededor de ellas, los otros hijos de Silvia y Alejandro, el papá de la referente rosarina, que durante los días previos trabajaron llevando sillas, carteles y armando la bandera que se desplegó este domingo en el barrio Refinería. “Esto tiene que ver con todo el trabajo de difusión que uno hace 22 años viene haciendo, tanto los chicos como las abuelas y este mundo chiquito que tenemos, es absolutamente fiel y leal a lo que Alejandro y yo compartimos. Es hermoso ver a la familia trabajando junta”, resumió.

Silvia aseguró que este domingo, la familia Trivisonno “logró compartir un mimo de la ciudad para con nosotros” y manifestó: “Hace 22 años difundimos para los demás y ahora nos tocó recibir un gran regalo de Rosario”.

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Silvia Trivisonno

La mamá de Antonella rescató el trabajo que llevan adelante los padres y madres que luchan por la donación de órganos y reconoció que ella junto a su esposo “tuvieron oportunidades únicas”, por lo que direcciona su “esfuerzo” en lograr que esas personas “puedan sentir lo mismoojalá puedan sentir toda la compañía, la contención, el amor que la gente nos dio”, relató con la pasión que la caracteriza.

Si bien el dolor por la perdida de su hija perdura 22 años después, la jornada de este domingo para Silvia fue “celebrar los seis años de vida que tuvo Antonella y por eso esa calle está llena de vida, de magia, de alegría y de cuidado”. 

“Es un lugar donde la gente puede pararse un ratito en el lugar de mi hija y pensar su vida desde la entrega, la generosidad, la donación y dar lo mejor de mí para el otro. Nunca va a quedar en el olvido”, añadió.

“Miraba el cartel de Antonella y pensaba que cuando ella murió nosotros no teníamos un lugar donde sepultarla y sin embargo 22 años después ella tiene su lugar en la ciudad y su lugar en la historia de la ciudad. Ella nos dio seis años de su increíble amor, más 22 años en los que vivió después”, reflexionó Silvia y deslizó que extraña a su hija como si el accidente hubiese sido ayer: “Siento una energía de amor por ella que no se la puedo dar, entonces buscamos con toda la familia donde ponerlo”.