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La lucha de una madre por salvar a su hija logró una política de Estado de grooming


Conocé la historia de la fundadora de la organización "Mamá en Línea" y principal impulsora de la ley que crea el Programa Nacional de Prevención y Concientización del ciberacoso, sancionada el jueves pasado por el Congreso

Roxana Domínguez, fundadora de la organización «Mamá en Línea», destinada a concientizar sobre los peligros del grooming en niños y adolescentes, y principal impulsora de la ley que crea el Programa Nacional de Prevención y Concientización del ciberacoso, sancionada el jueves pasado por el Congreso, aseguró que ese logro «corona 11 años de lucha» desde que salvó a su hija de ese flagelo.

«Mi hija está viva de casualidad», aseguró Domínguez a la agencia de noticias Télam y relató que tras la lucha realizada para dar con los acosadores cuando en la Argentina había un vacío legal frente al grooming «nació una conciencia ciudadana para exigir en el país una verdadera política de Estado contra la explotación sexual de niños en las redes».

«Cuando a mi hija le pasó esto no fui a buscar una respuesta del Estado, tal era la bronca y la culpa que sentía por haberla metido en Internet y verla tan mal psicológicamente y más cuando ella me pide que la ayude a salir. Ella había incursionado en un juego y quedó atrapada», recordó Domínguez.

La hija de Domínguez fue extorsionada a los 13 años cuando participaba de un juego de rol vinculado al manga japonés que definía avatares a partir del diseño hentai –que significa perversión-y cuyos dibujos incluso fueron penados en su país de origen.

«Había unos dibujos muy bonitos y poco a poco, en forma minuciosa, la iban llevando a un terreno de contenido sexual. Una vez que quedaban atrapadas, entregaban todo tipo de información y sus secretos más íntimos, le inventaban un personaje y un guion a seguir, así robaban su esencia», afirmó.

A partir de esta situación, Domínguez decidió irse a un campo, donde no había señal de internet, pero su hija «descubría los ciber y se escapaba todo el tiempo. Se despertaba a las cuatro de la madrugada y daba vueltas alrededor de la mesa pidiéndome que la dejara conectarse».

«En ningún lado hay un libro sobre lo que hay que hacer en estas situaciones y yo hice lo que pude. Ella tuvo dos intentos de suicidio y me daba mucha bronca que alguien detrás de una pantalla estuviera manipulando su mente. Entonces con otras cuatro personas jugué el juego, creé perfiles falsos y terminé manipulando la mente de su acosador», contó la mujer.

Pero el derrotero de Domínguez no terminó allí, ya que viajó a México porque su hija «había firmado un contrato de alma» por el cual ella «sentía mucha presión y mucha extorsión de índole sexual».

«Yo le aseguré que ninguna persona detrás de una pantalla podía manipularla. Pensé que la otra persona debía tener debilidades. Se las encontré y así pude dar con ella en México, donde me infiltré en su familia en un momento en el que comenzaba a aparecer una incipiente legislación trasnacional en Internet», recordó.

El caso de Micaela Ortega -cuyo nombre aparece en la ley sancionada por el Congreso- fue el que disparó la necesidad de que «el grooming se convierta en una política de Estado en la Argentina», sostuvo Domínguez. Ese caso, ocurrido en mayo del 2016, fue la primera sentencia en el país por grooming, que ya era considerado delito desde el año 2013.

Jonathan Luna fue condenado a la pena de prisión perpetua por asesinar a Micaela de 12 años en un descampado tras ser citada en medio de un engaño bajo un perfil falso por Facebook.

«Desde que se inició la pandemia las denuncias de extorsión con fines sexuales por Internet aumentaron un 135% en la Argentina», aseguró Domínguez citando estadísticas de la Fiscalía Especializada en Delitos Informáticos a cargo de Daniela Dupuy.

Si se tiene en cuenta que «cada acosador utiliza al menos cinco perfiles falsos y que en cada uno de ellos puede haber hasta 2.500 contactos de niñas, nos damos cuenta de la magnitud de este delito», advirtió.

«Cuando nos enteramos de que el Ministerio de Educación iba a distribuir 148 mil computadoras, con el senador Dalmacio Mera, con quien estábamos trabajando la ley, pensamos que esto se iba desmadrar», recordó Domínguez.

Por eso, «pedimos hablar con el ministro (de Educación) Nicolás Trotta y de allí surgió una Campaña Nacional en la que estuvieran todos los actores, inclusive los medios de comunicación y los gigantes de Internet, como Google y Facebook involucrados», relató.

La Ley Micaela Ortega establece, además de capacitaciones para familias y fuerzas de seguridad, la creación de Centros de Denuncias y «estaciones forenses» donde quedan registradas las personas que utilizan perfiles falsos y tienen antecedentes de acoso sexual.

«Si estos Centros hubieran existido en la Argentina, Micaela hoy no estaría muerta», dijo Domínguez y relató que el Concejo Delliberante de Bahía Blanca había votado una ordenanza para que figuren en los zócalos de los impuestos de ABL los lugares donde se pueden realizar denuncias por grooming, «pero el Ejecutivo nunca lo llevó a la práctica».

«Cuando el Estado actúa frente a una urgencia es porque está llegando tarde», consideró Domínguez y agregó: «Yo transformé todo el dolor en acción y a partir del caso de mi hija surgió una verdadera conciencia ciudadana. Desde el lugar de lograr que los políticos den una respuesta frente al grooming surgió «Mamá en Línea» y ahora pudimos ver coronada una lucha de 11 años».

Para Domínguez «no importa la estadística, ya que un solo chico que pase por este flagelo es el 100 por 100» y consideró que «estamos a tiempo de instalar esta problemática en la agenda de los medios para que todo el mundo se entere de que hay una ley que busca dar batalla a este flagelo que es la explotación sexual infantil en Internet».