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Fuerte caída

La industria alimenticia también sufre los efectos de la crisis


La industria alimenticia registró una fuerte caída del 8,2% en los últimos seis meses contra igual período de 2017 y la utilización de la capacidad instalada del sector promedió el 61,4%, cinco puntos porcentuales menos que los años anteriores, según un informe privado.

En medio de una fuerte recesión, el sector de los alimentos estuvo afectada por la caída de la demanda interna, el endeudamiento en dólares, las altas tasas de interés, el aumento de tarifas y la inflación.

«Los altísimos niveles de tasas de interés alcanzados a lo largo de todo el período y el desmantelamiento de las líneas de crédito destinados a la producción, presionaron la estructura de costos de las empresas nacionales quienes encontraron aún más dificultoso sostener su estructura en tiempos de caída de la demanda», alerta el informe elaborado por el equipo de la diputada Fernanda Vallejos.

El estudio asegura que «el modelo económico desplomó el poder de compra de los argentinos castigando al empresariado industrial, fuertemente dependiente del mercado interno».

«Las empresas se encontraron con una dificultad adicional que impactó de lleno en la ecuación a la hora de conformar el precio final de sus productos y afectó su competitividad: el aumento desproporcionado de las tarifas de electricidad, gas y agua», grafica el informe.

Señala que «el retroceso general de la actividad económica no golpeó de igual manera a todos los sectores» y agrega que «las industrias mercadointernistas se han visto particularmente afectadas».

«Uno de los sectores más perjudicados por el mencionado estado de situación macroeconómica es la industria alimentaria», considera.

El relevamiento analiza también el estado de diversas compañías ligadas al sector alimenticio y el impacto de la crisis en sus ganancias.

Al respecto, detalla que Molinos Río de La Plata lleva perdidos más de US$ 50,5 millones en los primeros nueve meses del año y Ledesma US$ 34,4 millones en el mismo período.

Similar es el caso de Havanna, que mantuvo su nivel de producción (aumentó las ventas en términos reales) pero vio desplomarse su resultado por motivos financieros.

El caso de Quick Food, a pesar de mantener un escenario de pérdidas, en el 2018 las mismas bajaron significativamente producto de ganancias financieras vinculadas a la cotización del dólar.