Opinión

La independencia suramericana en Tucumán


Por Pablo Vázquez (*)

Por Pablo Vázquez (*)

Mayo de 1810 deparó en estas tierras la Primera Junta y la Junta Grande, a la que le siguieron el I y II Triunvirato, para luego erigir la figura del Director Supremo, mientras las armas criollas se batían contra los realistas.

El centralismo de Carlos de Alvear tuvo la oposición de José Gervasio de Artigas y del Litoral, sumándose el coronel Ignacio Álvarez Thomas y parte del ejército en el Motín de Fontezuelas del 3 de abril de 1815. La caída de Alvear generó el Estatuto de 1815, que planteó la necesidad de un Congreso, el cual se celebraría en Tucumán.

Mientras la lucha en el Alto Perú continuaba, en Chile sufrían los embates realistas. El 29 de junio de 1815, el artiguista Congreso de Oriente en Arroyo de la China declaró la independencia de España y de toda otra potencia. A fines de ese año, el cura José María Morelos fue abatido en México y se sumaba la invasión realista de Pablo Morillo en Nueva Granada, la que obligó al Libertador Simón Bolívar a retirarse a Jamaica.

Bolívar en su Carta de Jamaica, del 6 de septiembre de 1815, detalló los sucesos de la emancipación americana, se lamentó por no recibir apoyo externo y, finalmente, profetizó la unión continental: «Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación… Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno… Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios».

A. J. Pérez Amuchástegui vio similitudes entre dicha Carta de Jamaica y la «Declaración de Julio» de 1816, con el correlato de la campaña sanmartiniana. Refirió que las «Instrucciones reservadas impartidas a San Martín para su campaña sobre Chile, expedidas por el Director Supremo el 21 de diciembre de 1816, señalan de manera categórica e indudable la intencionalidad que sustenta la denominación Provincias Unidas en Sudamérica». Allí se planteó que: «… se constituya una forma de gobierno general, que de toda la América unida en identidad de causa, intereses y objeto, constituya una sola nación». Esto fue en línea al pensamiento sanmartiniano, «expresado de manera categórica al diputado mendocino Tomás Godoy Cruz en carta del 24 de mayo de 1816» -refirió el autor en Crónica Histórica Argentina- donde nuestro Libertador sentenció: «Los Americanos o Provincias Unidas no han tenido otro objeto en su Revolución que la emancipación del mando de fierro Español y pertenecer a una Nación».

La independencia suramericana, declarada el 9 de julio de 1816 en San Miguel de Tucumán, fue el resultado de la lucha de hombres y mujeres con coraje y pasión, quienes creyeron en un ideal americano que, desde México a nuestras tierras, nos hermanó.

Esperemos hoy estar a la altura de esa lucha en cada decisión que tomemos para reafirmar la soberanía de nuestro país y de nuestra región.

(*) Licenciado en Ciencia Política, secretario del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.