Opinión

La importancia de leer el etiquetado nutricional de los alimentos


Por María Cristina López (*)

El etiquetado de alimentos es el medio de comunicación más importante y directo entre los fabricantes y los consumidores. Provee no sólo información básica del alimento sino también información nutricional, lo que permite al consumidor tomar decisiones en cuanto a su salud.
En el Código Alimentario Argentino (Capítulo V, «Normas para la Rotulación y Publicidad de los Alimentos»), se encuentra la información que debe aparecer obligatoriamente en los rótulos y la forma en que debe presentarse. Comprende: denominación de venta del alimento, lista de ingredientes, información nutricional, contenidos netos, identificación del origen, identificación del lote, fecha de duración y además preparación e instrucciones de uso del alimento, si corresponde.
El hecho de que figuren esos datos es fundamental, ya que nos asegura que los alimentos envasados que consumimos han sido aprobados por las autoridades regulatorias para su comercialización.
Pero además esta información es muy útil. Por ejemplo, en la lista de ingredientes figuran todos los componentes del alimento con su nombre común, por orden descendente de predominio en peso (es decir, los ingredientes al final de la lista están presentes en cantidades más pequeñas). Su lectura nos permitirá tener una idea de cuál o cuáles son los componentes mayoritarios, o saber si un alimento contiene azúcar o sal añadidos, granos enteros o harinas, aceite vegetal o grasas sólidas.
Si nos focalizamos en la información nutricional, es aquélla que nos habla del contenido de nutrientes, siendo éstos todas las sustancias que debemos obtener a través de la dieta y que son indispensables para que podamos vivir ya que, o nos proporcionan energía, o son necesarios para nuestro crecimiento, desarrollo y mantenimiento.
Los nutrientes se dividen en macronutrientes, que son los que debemos ingerir en cantidades apreciables, a saber: proteínas, carbohidratos y grasas; y micronutrientes, como las vitaminas y los minerales que son necesarios en muy pequeñas cantidades, pero que también cumplen importantes funciones en nuestro organismo.
La información nutricional nos sirve, por lo tanto, no sólo para limitar el consumo de determinados nutrientes que, ingeridos en exceso pueden ser perjudiciales para nuestra salud, sino también para consumir mayores cantidades de aquéllos que la favorecen.
Lo primero que debemos saber es que toda la información está referida a una porción del alimento en cuestión, siendo ésta la cantidad de alimento que comúnmente se ingiere de una sola vez. Los nutrientes que deben aparecer obligatoriamente dentro de esta información nutricional son las proteínas, los carbohidratos asimilables, las grasas totales, saturadas y trans, la fibra dietaria ó alimentaria y el sodio. Debe informarse además el valor calórico de dicha porción.
Los consumidores podemos sacar provecho de toda esta información nutricional que aparece en los envases de los alimentos. En primer lugar, debemos fijarnos en el tamaño de la porción teniendo en cuenta que tanto nutrientes como calorías están referidos específicamente a esa cantidad. En segundo lugar, debemos mirar la cantidad de calorías que nos aporta, sabiendo que éstas nos dan una medida de cuanta energía obtenemos del alimento y que las calorías diarias totales recomendadas varían según la edad, el sexo el estado de salud y la actividad particular de las personas.
En el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) llevamos a cabo desde hace muchos años una tarea de apoyo a la industria alimentaria en el tema de etiquetado, en general, y de etiquetado nutricional, en particular. Dictamos cursos presenciales y a distancia, asesoramos a los productores de alimentos envasados -tanto para el mercado interno como externo- en cuanto a los requerimientos de distintos países sobre lo que debe figurar en los rótulos de los mismos y se realizan además todos los análisis químicos y nutricionales necesarios para poder confeccionarlos.
Ahora bien, cabe preguntarnos si los consumidores leen realmente, y entienden, toda esta información tan valiosa sobre los alimentos que consumen, particularmente la información nutricional. Si bien en nuestro país no existen datos al respecto, resultados de investigaciones llevadas a cabo en otros países indican, en términos generales, que gran parte de los consumidores considera que la información nutricional es difícil de entender y utilizar; por ejemplo, existe confusión entre calorías y energía, o entre sal y sodio.
Por otra parte, las personas que padecen alguna enfermedad, que siguen una dieta, o están interesadas en su salud o la de sus hijos son las que más leen las etiquetas.
Podemos concluir que el uso del etiquetado nutricional como una herramienta en la salud pública es aún limitado. Para aprovechar más su valor informativo, sería de suma utilidad impulsar acciones de sensibilización destinadas a los consumidores, e incorporar el hábito de leer etiquetas desde la edad escolar.

(*) Responsable de la Coordinación de Oleaginosas en el Centro de Agroalimentos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).