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La importancia de la luz solar para dormir mejor


El sueño es uno de los comportamientos humanos más importantes, durante el mismo el cerebro almacena y procesa información. A su vez, el cuerpo elimina toxinas, descansa y se repara. Si bien se conoce la importancia de dormir el tiempo suficiente que uno necesita, a veces se pasa por alto lo fundamental que es también la exposición a la luz.

La luz ayuda a establecer nuestro ritmo circadiano, o reloj corporal, a través de sensores especializados dentro del ojo. Se detecta el ciclo de luz y oscuridad del entorno y de esa manera se ajusta el ritmo para que el día interno y externo coincidan.

Un informe de la BBC señala que si no existe acceso a la luz, «el reloj del cuerpo humano parece quedar a la deriva», agregando aproximadamente media hora a su ciclo de 24 horas por cada día de oscuridad.

El jetlag que se vive al viajar largas distancias a través de varias regiones horarias es el ejemplo más obvio del efecto que puede tener la luz. La exposición en la nueva zona horaria ayuda a restablecer nuestro reloj corporal a la hora local, diciéndonos la hora correcta para dormir.

En la actualidad, el trabajar bajo techo también colabora en esa pérdida y produce la desorientación del reloj interno. La sociedad, indica el informe, se convirtió en una especie privada de luz, lo que tiene consecuencias de largo alcance para la calidad del sueño y, por consecuencia, del bienestar.

La cantidad óptima varía de persona a persona, pero el cuerpo necesita siempre estar expuesto a una luz muy brillante que la mayoría de la iluminación interior no proporciona.

Un efecto secundario que destaca es el trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés), una forma de depresión que se cree que afecta al 2-8% de los europeos y está relacionada con la falta de exposición a la luz solar. Y hay muchas otras áreas en las que la falta de luz natural ha causado problemas.

Los residentes de hogares de ancianos también suelen sufrir de falta de luz solar ya que la luz interior puede ser débil. Al mismo tiempo, los residentes suelen pasar muchas horas lejos de la luz natural. La suma de estos factores lleva a que el sueño de mala calidad sea una queja común.

Un estudio desarrollado en Holanda aumentó la luz en las áreas comunes de un asilo de ancianos, mientras intentaba que los dormitorios fueran lo más oscuros posible. Esto pareció reducir las siestas diurnas y estabilizar el sueño nocturno, lo que mejoró la capacidad mental y la sensación de bienestar.

La privación de la luz no se trata solo de la pérdida de luz natural brillante; también se trata del momento de la exposición a la luz.

La luz del atardecer, por ejemplo, retrasa nuestro reloj corporal, haciéndonos levantarnos más tarde al día siguiente. La luz de la mañana avanza el reloj, lo que nos hace levantarnos más temprano.

Minimizar la exposición a la luz antes de ir a la cama, y ​​tratar de obtener la mayor cantidad posible de luz matutina, son pasos simples que pueden ayudar a la mayoría de las personas a regular y mejorar su sueño.