La expectativa de vida aumentó y con ello la prevalencia de enfermedades crónicas y la cantidad de patologías metabólicas y cardíacas. Es por ello que el paciente anciano suele estar polimedicado.
Sin embargo, llega un momento en que debe comenzarse una deprescripción, porque se incrementa también el efecto secundario (y negativo) que puede general el medicamento.
La doctora Gabriela Tuttolomondo, especializada en geriatría clínica –matrícula 16042– describió la importancia de evaluar el «costo-beneficio» de cada droga para que el paciente este lo menos medicado posible, y evitar el daño en distintos órganos.
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