Por: Dr. Miguel Pagés
Médico cirujano. Homeópata.
Es difícil ser escueto al escribir sobre una doctrina que se ha mantenido intacta en sus principios fundamentales por más de dos siglos.
Existen varias definiciones de homeopatía, unas claras y más completas que otras. Por ejemplo, el Dr. Francisco Xavier Eizayaga en su Tratado de medicina Homeopática dice: «La homeopatía es un sistema médico terapéutico que debe ser considerado como una de las ramas de las ciencias médicas. Es la ciencia y el arte de curar según la Ley de los Semejantes. Es un extraordinario método terapéutico capaz de curar de una manera suave, rápida y duradera.»
Hemos visto en la definición anterior que se menciona con énfasis la Ley de la Semejanza. En sus inicios no fue una ley sino un principio. Para entenderlo debemos remontarnos a Empédocles de Agrigento (siglo V A.C.) quién enunció que los semejantes son atraídos por los semejantes. Este fundamento filosófico es aplicado luego de 150 años por Hipócrates.
Él observó detenidamente la naturaleza y los fenómenos tal como ocurren. Aplicado a la medicina creó el famoso aforismo: «Similla similibus curentur». Este principio de la similitud fue rescatado en el siglo XVI por Felipe Teofrasto Bombasto de Hohenhein, llamado Parecelso (1493-1541).
Si bien la idea de la similitud, como principio terapéutico natural, fue enunciada por Hipócrates, fue Samuel Hanhemann (1755-1843) quién le confirió el valor de una ley natural, debido a sus trabajos experimentales con las patogenesias medicamentosas.
La Medicina Homeopática tiene cuatro pilares fundamentales. 1) Ley de la Similitud. 2) Experimentación en el hombre sano. 3) Medicamento diluido, atenuado y dinamizado. 4) Un medicamento único por vez.
Los medicamentos homeopáticos se obtienen de animales, vegetales, minerales, etc. Para simplificar voy a dar un ejemplo de como se prepara y actúa un medicamento homeopático.
Tomemos como ejemplo una abeja. Si esta nos pica nos produce dolor, rubor e inflamación. Se toma la abeja en el laboratorio homeopático e inmediatamente se le pone su nombre en latín, es decir, Apis mellifica. Esto se debe a que cualquier laboratorio homeopático del mundo pueda prepararlo. En el laboratorio, se toma la abeja y se la coloca en un mortero con glucógeno. Se tritura y se saca una muesca. Eso se llama 1 X o primera trituración. Esa muesca se coloca en otro mortero con glucógeno y se sigue triturando. estamos en la segunda X o segunda trituración. De allí se extrae una muesca, se la lleva a otro mortero y tenemos la 3 X. De allí se extrae una muesca, se diluye en 99 gotas de agua alcoholizada, se la agita y se obtiene la 1 centesimal. Se toma una gota se la diluye en 99 gotas de agua alcoholizada, se la agita y tenemos la segunda centesimal. Esto continua hasta llegar a la sexta dilución, donde se produce la inversión del efecto. Es decir, el remedio así preparado cura el dolor, rubor, inflamación. Se cumple la ley. Lo semejante cura a lo semejante.
Como dije, esto es muy simplicista, sirve únicamente para explicar el mecanismo de acción y la no toxicidad del remedio homeopático.
Muchos colegas alópatas descreen de la homeopatía porque no cumple con todos los pasos del método científico. Es verdad, no se puede repetir el fenómeno, porque la homeopatía actúa sobre la individualidad del paciente. Tampoco, al analizar un medicamento homeopático se encuentra sustancia. Totalmente de acuerdo. Actúa la energía medicamentosa sobre la energía vital del paciente, equilibrándola.
Así, brevemente y muy simplemente he explicado la base de la homeopatía. Pero es muy importante recordar que tanto alópatas como homeópatas somos médicos y nuestra misión es curar, si se puede, sanar. Sería excelente que ambas medicinas se complementen para el bienestar de todo ser sintiente.
Por último, la homeopatía no es una medicina alternativa, es una medicina diferente. La alternativa es del paciente de elegir libremente entre alopatía u homeopatía.