Esta pequeña elefante es Suman. Ella tiene seis años de edad. La pobre está encadenada dentro de una instalación de hormigón muy oscura en Jaipur, India, y ella no puede hacer otra cosa que llorar a su madre.
Cualquiera que conozca su pasado, y el sombrío futuro que le podría esperar, nunca volvería a considerar montar un elefante o asistir a un circo con animales.
Los elefantes siguen siendo una atracción turística extremadamente popular en Asia, con cientos de miles de turistas acudiendo a lugares como India y Tailandia cada año, en parte para interactuar con los elefantes. Y la mayoría de ellos tienen buenas intenciones.
Con apenas 6 años, su tortuoso y solitario papel como elefante ya ha comenzado. En la naturaleza, Suman estaría rodeada por su amorosa familia y recorrería kilómetros todos los días, pero ella está sola y siendo entrenada brutalmente para prepararla para actuar en los circos.
Imágenes tomadas por agentes encubiertos de Wildlife SOS muestra a la joven elefante retorciéndose en su jaula mientras mueve continuamente su cabeza. Una cuerda gruesa está unida a uno de sus tobillos para evitar que se mueva demasiado.
Lo que se mantiene oculto a los turistas son las condiciones miserables de trabajo para estos elefantes, y el excesivo abuso que sufren durante el llamado proceso de capacitación (al que se hace referencia en algunas partes de Asia como phajaan, que significa “aplastar”, es decir, aplastar el espíritu de un joven elefante). Y los abusos no terminan para estos elefantes una vez que han sido “domesticados”.
La mayoría de estos elefantes sufren décadas de exceso de trabajo, abandono y maltrato continuo a manos de sus captores.
Khan, el dueño de Suman, un traficante de la vida silvestre conocido por atacar a sus elefantes con hachas, es también el dueño de su madre y su padre, pero la familia se ve obligada a vivir separados unos de los otros.
Chanda, la madre de Suman, ha sido obligada a criar constantemente solo para ver a sus hijos ser arrebatados por la industria del entretenimiento. Ella y el padre de Suman, Bijli, son obligados a diario a dar paseos a los turistas en las abrasadoras calles de Jaipur.
Fuente: Noticias Ambientales