El perro pasa sus días en los pasillos del área de cuidados críticos de un hospital de Neuquén. Nadie fue a reclamarlo y los trabajadores creen que espera a alguien que ya no va a regresar.
Un perro mestizo de pelaje marrón duerme todas las noches en los pasillos del área de cuidados críticos del Hospital Heller, en la ciudad de Neuquén. Y espera. Los trabajadores no saben a quién espera, pero lo cuidan porque temen que esté aguardando por alguien que ya haya fallecido.
Hace poco más de dos semanas, Teo llegó de noche y rogó que lo dejaran entrar a uno de los pasillos. Entró. No exploró demasiado ni se interesó por colarse en lugares no permitidos. Se acostó en el piso y se dedicó a esperar.
“Siempre entran perros en el hospital, pero este tiene una mirada diferente”, dijo un médico clínico, que suele cruzarse con el animal en sus agotadoras jornadas de guardia. Según él, hay algo triste en sus ojos que no tienen los demás.
Con el paso de los días, Teo se ganó un lugar entre los empleados del hospital. Por su buen comportamiento, los trabajadores lo dejan ingresar a los pasillos para que no duerma solo en la calle, y le dan lo que sobra de las viandas que se cocinan para los pacientes internados.
La Mañana Neuquén detalló que el perro se aleja todas las mañanas, pero regresa cada noche al mismo sector del Hospital, en pleno Oeste neuquino. Muchos sospechan que en el área de cuidados críticos está o estuvo su dueño, y que Teo sólo se acerca para prestarle su compañía.
“Nadie vino a reclamarlo, todos suponemos que está acompañando a alguien, pero no sabemos cuál fue el desenlace de ese paciente”, detalló Herrera, una de las cuidadoras del animal.