Por Diego Carballido
Hoy la cerveza artesanal es un verdadero boom. Solamente durante el año pasado se abrieron en Rosario casi treinta bares que ofrecen distintas variedades y sabores de la bebida hecha a base de cebada y malta.
En paralelo con las bocas de expendio, también se incrementó la cantidad de personas que se animan a montar sus propias producciones, ya sea para vender o para alegría de sus familiares. Es por esto, que surgió la necesidad de crear la Cámara Rosarina de Artesanos Cerveceros (CRAC).
«Nuclearnos en una Cámara nos permitió unificar criterios, tener contacto con distintas instancias del Estado, comprar insumos de manera grupal, diseñar protocolos de servicios para los bares y compartir información», contó a Con la Gente Esteban Schlimovich, uno de los miembros fundadores.
En marzo de 2017, unas veinticinco marcas decidieron conformar CRAC y, actualmente, un número similar de productores están realizando los trámites necesarios para integrarse al espacio.
«Existe un boom con respecto a la producción. Sabemos que es incontable la cantidad de gente que está haciendo cerveza para la venta o para consumo propio», afirmó Esteban, y agregó: «En CRAC tenemos productores de hace trece o catorce años, como es mi caso, y otros que comenzaron hace poco. Están quienes producen 20.000 litros y otros que fabrican 1.000 litros mensuales. Hay una disparidad positiva, porque todos estamos en el mismo estatus dentro de la Cámara».
Las razones del boom
A la hora de pensar en las posibles causas del protagonismo que viene teniendo la cerveza artesanal en el último tiempo, Esteban explicó: «Desde hace cuatro años, la producción de cerveza artesanal en nuestro país viene creciendo aproximadamente a un 30% anual. Un hecho que responde a múltiples factores, en primer lugar, es el precio elevado que tienen las cervezas industriales y, por otro lado, el libre acceso a la información. Hoy en día, la fabricación de cerveza ya no es ningún secreto, existen muchos tutoriales en Youtube y hasta videos instructivos que están a la venta. De hecho, en Rosario, ya existen dos comercios que se dedican exclusivamente a la venta de insumos para la fabricación, donde se puede adquirir un kit con el que automáticamente podes producir 20 litros de tu propia cerveza».
Producto de una moda, las cervezas artesanales viven su momento de apogeo. Sin embargo, cabe preguntarse si se está frente a una costumbre que llegó para quedarse o será olvidada. Al respecto, Schlimovich aclaró: «Si bien es una moda que va a tener un amesetamiento, ya es un hecho que los consumidores han aprendido mucho respecto a la cerveza y sus variedades”. Y agregó: «En la actualidad, las marcas artesanales ya superan el 2% del mercado de cervezas de todo el país. Parece poco, pero en función del tamaño del mercado de cervezas, es bastante».
Los límites artesanales
De acuerdo con los criterios que maneja CRAC, existen dos factores que determinan si se está frente a una bebida artesanal: el modo en que fue producido, teniendo en cuenta la ausencia de colorantes o saborizantes; y la propiedad de la empresa. «Algunas marcas han comenzado como artesanales y, hoy en día, pertenecen a empresas multinacionales», explicó Esteban.
Finalmente, sobre la situación en la que se encuentran muchos de los productores en el actual contexto de país, Schlimovich dejó en claro que «los insumos no escapan a la inflación, por eso el cervecero que quiere ampliar su planta inevitablemente tiene que endeudarse, ya que muchos de los materiales son de acero y costosos por ser importados. Por eso, hubo tanto rechazo a la idea del gobierno nacional de atribuirle un nuevo impuesto a la cerveza artesanal, pasar del 8% al 16%. Muchos estamos endeudados y no se puede cambiar sobre la marcha las reglas de juego. Finalmente, se volvió atrás con ese impuesto y se aplicó solo a las cervezas industriales. Aunque también es un contrasentido porque el principal argumento son los daños sanitarios que representan el consumo de alcohol, y la cerveza es uno de las bebidas que menos graduación alcohólica tiene».