Por Emeli Pellegrino
En los tiempos que vivimos, con una sociedad cada vez más exigente al momento de tener que buscar un empleo, el rol de la escuela es fundamental para la formación y desarrollo de los jóvenes. El conocimiento se ha convertido en un requisito principal dentro del trabajo, a través del mismo se accede a más productividad y competitividad. Partiendo de esta premisa hay que buscar cambios en la educación, las escuelas tienen el desafío de transformarse en lugares donde los docentes y alumnos participen y tengan la oportunidad de reconstruir la comunidad educativa.
El modelo de la escuela tradicional ha quedado obsoleto, es poco adecuado para dar respuesta en un mundo tan complejo y cambiante. Para lograr el objetivo se deben dejar atrás los parámetros establecidos en época de la sociedad industrial donde imperaba la conservación del saber y la trasmisión del mismo entre generaciones. Un modelo repetitivo a lo largo del tiempo donde los alumnos salían siempre aprendiendo el mismo contenido.
Concurrir a clases debe ser algo placentero y no una obligación, el alumno debe llegar con alegría al aula y el docente debe alimentar ese poder de aprendizaje y buscar métodos que en lugar de encasillar conocimiento, libere. Acá el rol de los adultos es fundamental, se tienen que adaptar al cambio ya que es una generación que fue educada de una forma distinta. Actualmente, a través de la tecnología tenemos tanta información que parece poco razonable gastar energías para almacenarlas en la memoria, acá lo que hay que hacer es discernir qué hacer con la gran cantidad de información disponible. Lo bueno es que el docente logre que la misma sea comprendida y analizada críticamente y que se pueda recombinar con otros datos y de esa forma utilizarla de manera creativa.
Está previsto que para el año 2030 la transformación educativa esté globalizada. En los próximos diez años y a través de internet todos los colegios serán entornos interactivos y esto va a cambiar la manera de ser tanto de docentes como de estudiantes y padres. En este nuevo sistema las clases tediosas desaparecerán y el profesor dejará de ser solo un transmisor de conocimientos y tendrá como principal misión guiar al alumno en su proceso personal de aprendizaje.
El educador Francesco Tonucci hace mucho tiempo que viene predicando por un cambio en la educación y en una conferencia de años anteriores decía que “la escuela de hoy que se ofrece a todos se ha quedado en unos pocos, una escuela para niños que saben bastante pero realmente no saben nada, una escuela que no le gusta a nadie (alumnos, familias, sociedad), los gobiernos hacen reformas que los maestros no entienden.”
Y más adelante agregaba que “la escuela no puede contar con la familia para dar la base educativa, debe ser una escuela bella como una casa, rica en estímulos, que escuche las necesidades de los alumnos, de talleres en vez de aulas, que no se encuentre separada por edades, una escuela con momentos intensos, la escuela debe ayudar a los alumnos a encontrar cual es lo que se les da mejor, conseguir alumnos felices.”