El análisis señala "ciertas condiciones" para que "el maleficio pueda romperse" en alusión a los altibajos en la evolución del Producto Bruto Interno (PBI) a partir de la caída de 2009
La economía argentina podría completar en 2023 tres años consecutivos de crecimiento por primera vez en 15 años, si se cumplen las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), según un informe difundido por la consultora Sarandí.
El análisis señala «ciertas condiciones» para que «el maleficio pueda romperse» en alusión a los altibajos en la evolución del Producto Bruto Interno (PBI) a partir de la caída de 2009.
Desde entonces, luego del bienio 2010-2011 en el que hubo crecimiento, comenzó lo que diferentes economistas denominaron «la maldición de los años pares», en la que alternaron subas en 2013, 2015 y 2017 con caídas en 2012, 2014, 2016 y 2018.
La crisis financiera de ese último año se extendió hasta el siguiente y luego la irrupción de la pandemia de coronavirus incidió en la caída de la actividad económica en 2020, completándose tres años consecutivos de caída por primera vez desde 2002.
«Lo que en el mundo puede ser algo casi trivial, acá constituirá toda una anomalía estadística», expresó Sarandí.
De todos modos, la entidad dirigida por el economista Sergio Chouza advirtió que «nada está garantizado» y que «el horizonte muestra nubarrones que pueden truncar el repunte».
«Hoy Argentina tiene buenas condiciones macro para sostener el avance del PBI sin riesgos inminentes de crisis como en otros períodos de la historia reciente», remarcó Sarandí en un análisis en el que si bien admitió que «el panorama no está exento de riesgos», también destacó que «se alejaron varios de los fantasmas que acechaban tras la crisis de deuda de los últimos años».
Al respecto, planteó que «los hacedores de política pública deberán generar condiciones para que la captura de ese crecimiento no sea tan asimétrica y el ciclo económico alcista no cristalice una distribución del ingreso con desigualdades que aumentaron en el contexto de pandemia».
«Esto no lo arregla solo el mercado», subrayó, para agregar que «el sistema impositivo y la política de gasto puede hacer la diferencia para consolidar un crecimiento más inclusivo, que permita sacar a más argentinos de la pobreza».
En ese sentido, recordó que «la historia argentina presenta de manera frecuente episodios traumáticos, producto de desequilibrios que derivan en crisis macroeconómicas», por lo general «asociados a la insuficiencia crónica de dólares, que se vuelve más aguda cuando el tamaño de la torta aumenta, el sector productivo necesita abastecerse de insumos externos, y las familias aumentan la composición importada de sus consumos».
Sarandí puso de manifiesto las «buenas perspectivas» que dejó la composición del crecimiento en 2021, «liderado por sectores de producción de bienes, por sobre actividades vinculadas a la provisión de servicios».
También remarcó la proyección «promisoria» del FMI con un crecimiento del 4% este año y del 3% en 2023, «un avance superior al promedio de los países de la región, aunque menor a la media de las economías emergentes».
Entre los «nubarrones» que podrían amenazar el crecimiento de tres años consecutivos, la consultora se preguntó «si es factible contar con los dólares necesarios para alimentar esta dinámica alcista», además de señalar las distorsiones que genera la brecha cambiaria y los problemas de fondeo para las empresas, que podrían «ralentizar la inversión productiva».
Por último, planteó como «principal desafío» el mantenimiento de «condiciones apropiadas en el orden macro, ya que un entorno económico con variables muy volátiles o con saltos abruptos puede atentar contra las expectativas del sector privado».